Los espías del gobierno de Mauricio Macri comandados por Gustavo Arribas y Silvia Majdalani se movían en autos de alta gama. Entre otros, consiguieron que un juez federal les diera los de los sindicalistas «Pata» Medina y «Caballo» Suárez. Compraban pasajes al doble de su valor. Hacían cursos de teatro sin sentido dictados por familiares. Y los nombramientos se multiplicaban más rápido que la suba de tarifas. Cerraron la oficina de Washington y abrieron una en Miami. Los cambios que impulsará la interventora Caamaño en las escuchas y la investigación criminal.

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