La visita del actor Matt Damon a la tradicional confitería La Violetas ubicada en las esquina de Rivadavia y Medrano, en el barrio de Almagro, suma otro hito en la historia del bar notable por el que pasaron enormes figuras de la cultura argentina como el músico Carlos Gardel, el jockey Irineo Leguisamo y los escritores Alfonsina Storni y Roberto Arlt.

Matt Damon llegó a Buenos Aires por un proyecto vinculado a entrevistas para una plataforma de contenidos por streaming. Lo acompañan su esposa, la salteña Luciana Barroso y sus hijas Isabella, Gia y Stella. Todo el grupo familiar merendó en esta emblemática confitería porteña.

Según muestran las redes de Fernando Arredondo, encargado del local, el actor posó sonriente junto a su esposa y el personal. También recibió un regalo: un vino Las Violetas Malbec, hecho especialmente para la confitería por Bodega Arístides, que el actor agradeció con un “Muchas gracias” en perfecto español.

Cómo es la tradicional confitería “Las Violetas” que visitó Matt Damon en Buenos Aires

Matt Damon y su esposa visitaron la confitería Las Violetas

Quien haya pasado alguna vez por la transitadísima esquina de Medrano y Rivadavia, dificilmente no haya reparado en sus vidrieras y puertas de vidrios curvos. En su interior, los vitrales franceses, los pisos de mármol italiano, las mesas con tapas de marmol de Carrara y la boiserie (revestimiento de madera) terminan de configurar una elegante escenografía de la Europa de principios del siglo XX.

Es que aunque este edificio que fue declarado por el Gobierno de la Ciudad patrimonio cultural de Buenos Aires fue inaugurado un 21 de septiembre de 1884, adquirió su fisonomía actual alrededor de 1924 cuando fue remodelado a tono con las preferencias estéticas de su selecta clientela de entonces: el estilo art noveau.

El elegante salón de Las Violetas.

Los vecinos conservan este espacio como un estandarte barrial. Muchos de sus habitués, aquellos que disfrutan de sus tortas tradicionales como la Leguizamo, sus alfajores de hojaldre, sus budines y arrollados a la hora del té, la han visitado por primera vez con sus padres y abuelos. Ir a Las Violetas es una tradición que para muchos tiene un gran significado afectivo y carga emocional.

Tanto es así que no son pocos quienes recuerdan como un tiempo oscuro el que transcurrió entre 1997 y 2001, período en que la confitería estuvo cerrada. La reapertura estuvo a cargo de un nuevo grupo de empresarios gastronómicos que puso en valor muchos de los detalles arquitectónicos que hacen de la visita a Las Violetas un espectáculo en si mismo.

El Malbec de Las Violetas que Matt Damon recibió como regalo.

Las Violetas es el lugar para recuperar la tradición de nuestras clásicas confiterías con sus vidrieras repletas de masas finas y secas, todo un símbolo de status gastronómico de antaño, y los infaltables sandwichitos de miga. 

Un dato importante: además de ser una confitería, Las Violetas también funciona como restaurante. Entre sus platos hay desde empanadas hasta pastas (como ravioles de lomo al funghi porcini y crepes verdes) y carnes rojas, blancas y pescados. La sandwichería de cocina también es muy tentadora. El sandwich de salmón ahumado en pan de nuez, es solo una opción entre 20 variedades diferentes.

Los sándwiches de miga de Las Violetas.

Quienes quieran visitarla los fines de semana, días de mayor afluencia de clientela, deberán armarse de paciencia. Suele haber largas colas de clientes deseosos por vivir esta experiencia gastronómica que nos traslada a la elegancia de la Buenos Aires de ayer. 

Fuente: Clarín