Hoy el columnista de La Nación, Carlos Pagni (a quien nadie podría calificar como alguien cercano al kirchnerismo), en una nota titulada “Se ramifican los lazos del espía D’Alessio con la Justicia” apunta a desnudar la trama que se esconde bajo la superficie de esta investigación que por estas horas desespera al macrismo, abroquelado todavía en defender como sea al cuestionado fiscal Carlos Stornelli, quien aparece como la punta de un gigantesco iceberg.

Sobre los nervios a esta altura indisimulables del presidente, Pagni plantea que Macri viene adoptando la misma lógica que Cristina Kirchner en cuanto a buscar enfrentamientos: “Él ya venía adquiriendo algunos tics de su antecesora. Desde hace un tiempo se dirige a sus seguidores más acérrimos, como se vio en el discurso del Congreso. Esos simpatizantes, a su vez, se talibanizan, según indican las encuestas. El parecido con la ex presidenta no es azaroso. La pérdida de flexibilidad es un síntoma típico de quienes cargan un alto porcentaje de imagen negativa”.

Y sintetiza que esta semana Macri denunció a Ramos Padilla como la cabeza de un complot, y pidió su destitución. Sostiene que de este juez “se puede decir que es antimacrista y que tiene afinidades con la izquierda. Y que, más por candor que por picardía, fue al Congreso sin tomar la precaución de que hubiera un ambiente pluralista”, al tiempo que recuerda, además, que el fiscal Stornelli trabajó para Daniel Angelici como jefe de Seguridad de Boca Juniors.

Para el periodista de La Nación, “el pedido de destitución de Ramos Padilla parece, con el paso de las horas, más erróneo. Ya logró que la trama descubierta alrededor del espía Marcelo D’Alessio adquiera interés internacional”, y cita al director de Human Wrights Watch para las Américas, José Miguel Vivanco, quien afirmó que en el caso del juez de Dolores “el Gobierno no presentó ningún argumento serio”.

La otra novedad fue que el diario ‘El País’, de Madrid, publicó un artículo de Federico Rivas Molina y Enric González cuyo argumento principal es que Macri quiere deshacerse de un juez que lo investiga. “Gracias a Macri, las cenagosas fechorías de D’Alessio trascendieron las fronteras”, señala Pagni.

Como si fuera poco, la Corte Suprema, en vez de desalentar a Ramos Padilla, lo fortaleció otorgándole los recursos cuya carencia él había lamentado ante los diputados. Esa decisión unánime del máximo tribunal contrastó con la negativa del Servicio Penitenciario de trasladar a D’Alessio hasta Dolores. Los carceleros, que dependen del ministro de Justicia, Germán Garavano, alegaron que no tenían combustible.

Y recuerda que “Garavano es el funcionario que presentó el pedido de jury para Ramos Padilla ante el Consejo de la Magistratura. El mismo a quien Elisa Carrió calificó como “un imbécil”. Inesperado regalo para el kirchnerismo: el juicio político contra Ramos Padilla fue solicitado por un imbécil”.

En tanto, el siguiente invitado a la bicameral del Congreso es Gustavo Arribas, titular de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). Según innumerables indicios, esa agencia se serviría de los trabajos de D’Alessio. No solo el falso abogado pidió que llamaran a Arribas durante el allanamiento a su domicilio, sino que también dijo que reportaba a los excomisarios Ricardo Bogoliuk y Aníbal Degastaldi, que estarían ligados a Silvia Majdalani, la segunda de Arribas.

Ya en el tramo final del artículo, destaca que “es lógico que Macri pretenda controlar una investigación sobre la ciénaga en la que se movía D’Alessio. Él confió los servicios de inteligencia a las tres personas de su mayor confianza: Arribas; Nicolás Caputo, que es el padrino de Majdalani, y Daniel Angelici, que domina las oficinas de finanzas y de Legales a través de viejos colaboradores de Darío Richarte, funcionario de la ex-SIDE. Tocar ese núcleo es tocar el nervio más sensible, y por eso Macri pidió la destitución de quien lo hizo”.

Fuente: info135.com.ar