Faltan algo más de dos meses para las PASO, y el Gobierno empieza a desesperarse por los votos que inevitablemente perderá por la presencia de candidatos que, como Roberto Lavagna, Juan José Gómez Centurión y José Luis Espert, ya están seduciendo a aquellos votantes de Cambiemos que hoy por hoy están desilusionados con la gestión de Mauricio Macri.

Ante ese panorama, en la Casa Rosada evalúan de qué manera podrían sacar de carrera a ese tipo de postulantes que le saquen votos a las aspiraciones reeleccionistas del presidente, porque ante un panorama no precisamente alentador para el oficialismo, cada voto vale oro.

Y en esa dirección, los dardos apuntan sobre todo para el lado de Lavagna, aunque al mismo tiempo en los despachos oficiales reconocen que más allá de que puedan parecer intentos insignificantes, Espert y Gómez Centurión podrían sacarle 3 puntos a Macri, teniendo en cuenta que apuntan a un electorado que había confiado en él.

Pero, claro, Lavagna es quien más daño produciría, ya que él solo podría robarle entre 4 y 6 puntos a Cambiemos, porque el mensaje del ex ministro de Economía llega a votantes de las grandes ciudades que respaldaron al oficialismo en 2015, sufrieron en carne propia las consecuencias del brutal ajuste, pero siguen siendo antikirchneristas.

“Es un voto que Macri recuperaría en un ballotage, pero no podemos regalarlo en agosto y quedar lejos de los Fernández”, reconocen importantes dirigentes de Cambiemos. El hecho es que sin frentes políticos sólidos capaces de dirimir candidaturas en internas, las PASO, pensadas con ese objetivo, se convirtieron en una encuesta nacional para posicionar figuras ante la opinión pública.

En el caso de Gómez Centurión, se presenta como admirador del presidente brasileño Jair Bolsonaro, repudia el aborto y la educación sexual; mientras que Espert recorre el país pidiendo ajustar “a la política y sindicalistas”, como no se atrevió Cambiemos.

Mientras tanto, en el Gobierno llegaron a festejar como un triunfo propio la reciente ruptura de Lavagna con Sergio Massa y Juan Manuel Urtubey, ya que eso terminó dañando su armado político,que ya había quedado rengo con el apoyo de la mayoría de los gobernadores peronistas a la candidatura de Alberto Fernández, incluso de quienes unos meses antes lo habían recibido para apoyarlo, como el sanjuanino Sergio Uñac.

Incluso, para debilitar al economista, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, busca completar la fórmula presidencial con un radical, que podría ser una mujer a encontrar con perfil similar al de la gobernadora María Eugenia Vidal.

De esa manera, se inlusionan con que los radicales olviden su idea de ir a una interna contra Macri, le pongan el cuerpo a su reelección y no piensen en jugar a dos puntas, como especulan muchos de sus militantes.

De hecho, durante la reciente Convención un sector propuso apoyar a Lavagna, y si bien Alfredo Cornejo impuso una resolución que garantiza la continuidad de Cambiemos, en el texto final dejó abierta la posibilidad de adherir listas legislativas “a todas las listas de precandidatas/os a presidente y vicepresidente de la Nación de acuerdo con la legislación y jurisprudencia aplicable”.

Fuente: Info135