Juntos por el cambio entró en crisis profunda en la tarde del domingo pasado cuando Horacio Rodríguez Larreta publicó un documento en el que propugnaba por una alianza con el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti. De inmediato, Patricia Bullrich y Mauricio Macri reaccionaron para oponerse y la profunda interna que vienen manteniendo los dos sectores pareció llegar a extremos insalvables.

La acusación tenía cierta lógica: acordar con un oficialismo al que tienen que enfrentar el 25 de junio no parece ser muy bueno para las chances electorales en una provincia clave. A mitad de semana, y luego de un encuentro escandaloso de la mesa de conducción de Juntos por el Cambio, las partes firmaron un endeble armisticio que derivó en que finalmente se aceptara la inclusión de José Luis Espert.

La entrada del economista libertario fue resistida por Bullrich al entender que lo que Larreta busca es generarle un competidor por derecha pero como la objeción es por eso y no exactamente hacia él, se resolvió el tema como prenda de paz. En el larretismo lo viven como un módico triunfo y piden ir por más pero el acuerdo tácito es que no se insistirá con fuerza con el tema Schiaretti hasta después de las PASO.

De cualquier modo, la candidatura de Luis Juez a la gobernación de Córdoba inevitablemente sufrirá el golpe. Si hasta ahora Martín Llaryora aparecía a la cabeza en todas las encuestas, el freno que le impuso esta interna a Juez parece, si no irreversible, al menos problemática.

Una semana con peligro real de ruptura para Juntos por el Cambio

De cualquier modo, Schiaretti ganó desde el mismo momento en el que Larreta publicó su carta. La noche del domingo, el gobernador de Córdoba debía explicar importantes derrotas en varios municipios y terminó en una discusión que, claramente, le sube el precio a su figura a nivel nacional. Este último elemento es llamativo tanto en el caso Schiaretti como en los demás.

Juntos por el Cambio compra caro en términos políticos. El viernes, Espert fue presentado como una estrella en la conferencia de prensa que anunció su inclusión. Las autoridades de los cuatro partidos que integran la alianza de derecha le cedieron el centro de la escena y el economista no habló de su llegada personal a Juntos sino de una “confluencia” entre “el liberalismo” y la principal alianza opositora.

Una semana con peligro real de ruptura para Juntos por el Cambio

Se sabe que lo de Espert es una aventura personal que no tiene ni siquiera partido político. Cómo y por qué las autoridades de Juntos por el Cambio aceptan ser puestas en un plano de igualdad con un solo individuo no deja de tener visos misteriosos. Quizás por eso -y porque hay algo de claudicación en tener que haber aceptado a Espert sin condiciones- el presidente del PRO, Federico Angelini, no participó de la conferencia de prensa. Sus actividades de campaña como precandidato a vicegobernador de Santa Fe parece más una excusa de quien hoy representa a Bullrich y a Macri en el partido.

Hay otro elemento inquietante que tiene incluso reminiscencias históricas. En su primer discurso como hombre de Juntos por el cambio, Espert volvió a pregonar la necesidad de una flexibilización laboral profunda y repitió su discurso de mano dura. A su lado estaba el presidente de la UCR, Gerardo Morales, quien minutos antes había saludado su llegada.

La reminiscencia del pasado es ineludible en la semana en que muchos argentinos están viendo Diciembre de 2001, la ficción que recrea los trágicos sucesos que derivaron de una de las crisis más importantes de nuestro país. En una de las primeras escenas, un joven Federico Storani renuncia al gabinete de Fernando de La Rúa porque considera que el ajuste anunciado por el efímero ministro de Economía Ricardo López Murphy es inaceptable para un radical. Su sucesor sería Domingo Felipe Cavallo.

Una semana con peligro real de ruptura para Juntos por el Cambio

Hoy, los mismos radicales celebran con beneplácito a los mismos actores o las mismas recetas que llevaron al desastre al país en el final del siglo XX y comienzos del XXI.

Quién también se mostró complacido con la llegada de Espert fue Maximiliano Ferraro. El titular de la Coalición Cívica citó a Gustavo Cerati: “Tarda en llegar y al final hay recompensa” dijo sin ocultar su emoción. Es llamativo que lo haga la misma semana en la que la líder de su partido, Elisa Carrió, denunció que Bullrich y Macri piensan en un “plan de cuatro meses con un ajuste brutal a la clase media” y con una represión feroz a la protesta social que pueda surgir de eso. Esta observación, que puede revelarse como certera después de diciembre de este año, se contradice con la alegría con la que reciben a un dirigente que pide “cárcel o bala” para las organizaciones sociales que protestan con cortes de calle.

Volviendo al problema central, para el PRO esta crisis parece sólo haber entrado en un impasse muy momentáneo. Continuará porque es mucho más que una interna electoral entre Larreta y Bullrich. Es la conflagración final por la sucesión de Macri.

Una semana con peligro real de ruptura para Juntos por el Cambio

Larreta apuesta a la ampliación máxima que le permita apoyarse en nuevos socios para diluir o contrarrestar al máximo la menguante influencia de Macri en su propio partido. Bullrich encuentra en la crisis una oportunidad única, impensada hace poco tiempo, de llegar a la presidencia de la Nación con apoyo del ex presidente. Y Macri quiere asegurar su legado y torcer el rumbo de la memoria que le parece deparada.

El líder del PRO teme al lugar que le toca en la historia por el rechazo que la mayoría de la población luego de una presidencia espantosa. Entonces apuesta a quienes cree que lo pueden reivindicar. Hasta que esa disputa sucesoria no quede saldada, parece que la alianza opositora no encontrará la calma.

Fuente: C5N