En un ejercicio de cinismo sin límites como ya nos tiene acostumbrados tanto el macrismo como su derivado, el larretismo, la ministra de Educación Soledad Acuña pergeñó una frase que pasará a la historia de la infamia al señalar sin escrúpulos que las prácticas laborales obligatorias para todos los alumnos del último año de las escuelas secundarias porteñas en realidad “no es un trabajo”.

En ese marco de perversidad, hipocresía e ilegalidad, el genio de Rinconet se la recontra clavó al ángulo y la obligó asacar del medio

Tweet de Sebastian Fernandez