Hay ciertas conductas y signos corporales que manifiestan los niños, a los que hay que estar atentos, ya que aunque en muchos casos puedan resultar imperceptibles, son descifrables y podrían estar demostrando un presunto abuso sexual. Tal como lo respaldan las estadísticas el 90% de esta problemática ocurren en ámbitos intrafamiliares. Y este caso no fue la excepción. Ocurrió en la ciudad bonaerense de Trenque Lauquen donde una menor habría sufrido abuso sexual de parte de su abuelo paterno de 71 años, quien se encuentra en libertad. Este es el principal reclamo de Andrea Fabiana Martínez, madre de la víctima, quien habló con cronica.com.ar y manifestó su descontento ante la falta de Justicia. 

A partir de mayor del año pasado, la hija de Andrea, que en ese entonces tenía tres años, comenzó a demostrar ciertas conductas extrañas. Llantos y malestar cada vez más frecuentes, e incontinencia de pis y materia fecal. Signo que llamó la atención de Andrea, porque la menor hacía tiempo que había dejado los pañales. En una primera instancia Andrea atribuyó ese "retroceso" a su embarazo y la llegada próxima de un nuevo hermanito. Sin embargo, el tiempo demostró que este no era el motivo. 

Al poco tiempo, la niña presentó sangrados cada vez más recurrentes en la zona vaginal y anal, los cuales consistieron en uno de los primeros signos que se manifestaron en el cuerpo de la menor, sumado a un fuerte dolor en sus zonas íntimas. En este contexto, su madre la llevó a una consulta médica con la pediatra, donde tras la revisión se constató que tenía irritación, a lo que la especialista le expresó que podía tratarse de una infección urinaria. Al realizarse los estudios clínicos, los resultados arrojaron que no había infección alguna.

Sin embargo, un nuevo episodio hizo que se encendieran las alarmas de Andrea. Su intuición le advertía que algo que no estaba bien. En ese marco, Andrea escuchó una conversación entre sus hijos. La menor le consultaba a su hermanito mayor de 7 años "si a él también le tocaban sus partes íntimas". A lo que el niño le respondió-"Ya te dije que no, nadie te puede tocar"-.

Tras ese episodio, una tarde, mientras Andrea estaba junto a su hija en la casa de sus suegros, la menor se acercó a su abuelo, el presunto abusador, y lo increpó al grito de: "Vos no me podés tocar más". Por su parte, el acusado ni se inmutó.

Cuando Andrea le describió este episodio a la pediatra, esta le manifestó la posibilidad de que su hija esté sufriendo abuso sexual. 

Inmediatamente, la menor comenzó con asistencia psicológica, y poco a poco, a medida que avanzaron las sesiones, contó el calvario que sufría de quien hasta ese momento identificaba como su abuelo, quien perpetraba los abusos denunciados en el auto, o en el baño. Ante las graves y contundentes acusaciones en su contra, el hombre se llamó al silencio. 

El 19 de septiembre del año pasado, Andrea realizó la denuncia por abuso sexual con acceso carnal doblemente agravado, en la comisaría de la Mujer de Trenque Lauquen. Además, ella y su marido cortaron relación con el presunto abusador y su esposa, quien decidió creerle al acusado. Desde entonces, la familia continúa fragmentada, y el acusado sigue libre.