Patricia Bullrich recibió tres veces a Daniel “Tano” Angelici en su despacho de ministra de Seguridad. Ninguna quedó asentada en el registro público de audiencias. Se trata de encuentros sin justificación institucional de la entonces ministra con uno de los principales operadores judiciales de Mauricio Macri y con vínculos estrechos con el espionaje ilegal, en especial con el caso Marcelo D’Alessio.

Las fechas, como siempre, son claves. La última reunión Bullrich-Angelici fue el 11 de febrero de 2019, justo después del allanamiento del juez Alejo Ramos Padilla a la casa de Marcelo D’Alessio donde se abrió la caja de pandora del espionaje ilegal. El juez Ramos Padilla encontró una “línea Angelici” en todo ese entramado de inteligencia clandestina. No parece casual que Bullrich, también relacionada a D’Alessio, lo recibiera en ese contexto.

Angelici tenía vínculos con el entorno de D’Alessio que comenzaría a destaparse a partir de entonces e incluso contaba con un teléfono encriptado provisto por la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) donde tenía además injerencia directa en áreas clave, en especial en Jurídicos. El jefe de ese área, Juan Sebastián “Enano” De Stéfano, era hombre de Angelici. Ricardo Bogoliuk, personaje central del entramado D’Alessio, contó que ingresó a la casa de los espías de la mano de Angelici.

De acuerdo a los registros de ingresos al Ministerio de Seguridad, a los que accedió El Destape por un pedido de acceso a la información pública, Angelici se reunió con Bullrich en dos ocasiones en 2017 y una en 2019.

El primer ingreso fue el 27 de enero de 2017. Un motivo probable fue el River-Boca que se jugó dos días después, pero no la anotaron en el registro público de audiencias; el segundo, el 5 de julio del mismo año, tampoco registrado; y el último, el 11 de febrero de 2019. Hay una cuarta reunión, el 19 de junio de 2017, que sí figura en el registro público de audiencias con motivo de tratar el tema tribuna segura.

El Destape obtuvo el listado de ingresos al Ministerio de Seguridad. Es distinto que el Registro Único de Audiencias, el registro público donde los funcionarios están obligados a dar cuenta de sus reuniones tal como consta en el decreto 1172 del 2003 y al que se puede acceder libremente (https://audiencias.mininterior.gob.ar). Al cotejar ambos surge que las reuniones que Bullrich mantenía con espías, fiscales, jueces u operadores no se anotaban en el registro público. El decreto dice que no anotarlas es una “falta grave”. La razón por la que no se anotaban era porque eran entre Bullrich y los hacedores de la persecución judicial y el espionaje ilegal.

La última reunión Bullrich-Angelici encaja en el rompecabezas del caso D’Alessio. De hecho la investigación del juez Ramos Padilla concluyó que existía una “línea Angelici” por los vínculos del operador PRO con los jefes de D’Alessio. No se equivocaba: Angelici tenía control sobre áreas clave de la casa de los espías, especialmente las que obtuvieron escuchas ilegales para intentar derrumbar el D’Alessiogate.

Bullrich recibió en su despacho a Angelici el 11 de febrero de 2019, cuatro días después del allanamiento que realizó el juez Ramos Padilla a D’Alessio en la casa del espía ilegal, en el barrio Saint Thomas. El procedimiento comenzó el 6 de febrero y concluyó al día siguiente. El 15 de febrero, cuatro días después del último ingreso registrado del Tano al ministerio, D’Alessio fue detenido.

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Ese mismo 15 de febrero, se dio una de las 18 visitas que Angelici –que tenía mucho peso en la AFI macrista- hizo a Macri en la Quinta de Olivos, tal como reveló este medio. El día que terminó el allanamiento en lo de D’Alessio, el 7 de febrero, Angelici también había visitado a Macri pero en la Casa de Gobierno.

El allanamiento a la vivienda de D’Alessio provocó una respuesta inmediata de la exSIDE. El mismo día que terminó el procedimiento se activó la Operación Puf. El rol de Angelici en esto es central y la reunión con Bullrich, quien también recibió al espía ilegal en el ministerio en 2017 e intercambió mensajes de Whatsapp con él, se da en ese contexto.

El nombre Operación Puf surge de unas conversaciones grabadas de manera ilegal entre el diputado Eduardo Valdés y Juan Pablo Schiavi, preso en Ezeiza, que intentaron utilizar desde la AFI para desprestigiar las investigaciones que apuntaban al fiscal Carlos Stornelli. Es Valdés el que menciona la palabra Puf.

La Operación Puf se armó con escuchas ilegales de la cárcel de Ezeiza que se tomaron desde la Dirección de Asuntos Jurídicos de la exSIDE, que estaba al mando del “Enano” De Stéfano, un hombre de Angelici en el esquema del radicalismo porteño.

De Stéfano era una especie de Nº 3 de la AFI. Está procesado en la causa por espionaje ilegal que se inició en los tribunales de Lomas de Zamora y terminó pasando a Comdoro Py, donde el fiscal aún hoy es Stornelli. A De Stéfano se le achaca responsabilidad en el armado de causas y en la realización de las escuchas ilegales en la cárcel de Ezeiza, donde se espió a dirigentes opositores.

¿Para qué sirvió esta operación armada por un hombre de Angelici justo cuando éste se reunía con Bullrich?

Apenas unas horas después de que Ramos Padilla dejara la casa del barrio Saint Thomas, Elisa Carrió denunció vía Twitter que estaba en marcha “una operación para ensuciar a Stornelli”. Para ese entonces, la dirigente de la Coalición Cívica ya había recibido las transcripciones de las escuchas ilegales que la AFI macrista había recopilado de forma ilegal en la cárcel de Ezeiza.

Al día siguiente, Carrió –vía Mariana Zuvic y Paula Oliveto- presentó el material en Comodoro Py. Stornelli hizo una denuncia con el mismo material. Operación Puf 1 y 2 son las causas que se crearon con el material de la exSIDE para derribar el caso D’Alessio. Sólo quedó en pie la que impulsó Carrió porque se armó de tal manera para que quedara en manos de Claudio Bonadío. El otro expediente lo cerró el juez Luis Rodríguez, quien había delegado la investigación en el fiscal Jorge Di Lello.

Que Bullrich y Macri recibieran a Angelici en ese contexto es relevante. Los movimientos de Angelici entre el 7 y el 15 de febrero pueden explicarse por un dato que se resalta en el caso D’Alessio. Allí, el juez Ramos Padilla habla de una “línea Angelici”, ya que los jefes de D’Alessio estaban vinculados al Tano: se trata de Pablo Pinamonti, también visitante del ministerio de Seguridad; y Ricardo Bogoliuk, ex AFI y procesado en el D’Alessiogate.

“En lo que hace a la existencia de una supuesta ‘línea Angelici’ dentro de la AFI, a la que responderían el agente inorgánico y ex funcionario Bogoliuk y el directivo Pinamonti, que le encomendaban las tareas a D´Alessio (…), lo cierto es que se han hallado grabaciones concretas en las que el propio Ricardo Bogoliuk reconoce que su ingreso a la Agencia de Inteligencia habría ocurrido a través de Daniel Angelici”, indicó Ramos Padilla en el D’Alessiogate.

Una línea que, tal como se desprende de los registros de ingresos que ahora revela El Destape, también pasó por el ministerio de Seguridad. No debiera sorprender: Bullrich también aparece relacionada a D’Alessio. La hoy jefa del PRO, con pretensiones presidenciales, aparece con uno de las protagonistas de la persecución judicial a opositores durante el gobierno de Macri.

Fuente: El Destape