Invitado al programa “Animales Sueltos”, por América, Andrés Oppenheimer se refirió a la Justicia:

“Hay una anécdota muy divertida”, “la de los jueces de tráfico”, comenzó diciendo.

“Unos académicos israelíes hicieron un estudio sobre los jueces”.

“Quién es más ecuánime: un juez o un algoritmo”.

“Uno diría que el juez tiene sentido común, un juez es mucho más ecuánime que una máquina”.

“Estos académicos hicieron un estudio”, “de diez, creo, jueces de multas de tráfico en Israel, y los siguieron durante un lapso de seis meses”.

“Y qué descubrieron: que los tipos, a las nueve de la mañana, cuando entraban a trabajar, eran súper magnánimos, a todo el mundo lo sobreseían”.

“A medida que avanzaba la mañana, y los tipos tenían más hambre, se ponían como de mal humor, empezaban a poner sentencias cada vez más duras”.

“Iban a comer, volvían a las dos de la tarde, y de nuevo: súper magnánimos, y a medida que avanzaba la tarde, se ponían cada vez más duros, sus sentencias eran cada vez más duras”.

“Un algoritmo no tiene ese problema”.

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