El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ingresó este domingo en el Hospital Sirio-Libanés de San Pablo y estuvo internado durante unas horas para una infiltración en la zona de la cadera. Según explicó la oficina de la Presidencia más tarde, cuando se había retirado, el mandatario deberá atravesar una cirugía, programada y que no requiere urgencia, a lo largo del segundo semestre. 

El canal TV Globo habló con autoridades del hospital que explicaron que el presidente "se realizó una pequeña infiltración por una incomodidad en la cadera. No se hizo ningún examen y su agenda prevista para hoy sigue en pie", reprodujo el portal de noticias de ese grupo mediático, G1.

Tweet de Lula

La agencia del mandatario se centraba este domingo en la ceremonia de asunción de la nueva junta directiva del Sindicato de Metalúrgicos de ABC, en Sao Bernardo do Campo, en las afueras de San Pablo, la institución que vio crecer a Lula como dirigente sindical y que él mismo terminó dirigiendo. Lula participó de la asunción, un almuerzo y luego volvió a Brasilia. 

Según G1, Lula se queja de dolores y molestias en la zona de la cadera desde principio de año. Retomó su rutina de ejercicios físicos, tuvo sesiones de fisioterapia y, en febrero, se realizó una resonancia magnética en Brasilia. Y, tres meses después, en mayo, contó durante un discurso que "un problema con la cabeza del fémur" no le permitía jugar al fútbol. 

Deshacer los cambios de Bolsonaro

Una de las promesas de campaña de Lula, el año pasado, fue que derogaría o anularía muchos de los cambios que su antecesor, Jair Bolsonaro, decretó o logró aprobar, pese al rechazo de una enorme parte de la sociedad. El viernes el mandatario dio un nuevo paso en esta dirección cuando firmó un decreto que vuelve a limitar el acceso a armas y municiones para civiles, y anula de hecho la flexibilización para la compra y venta que había habilitado Bolsonaro.

Lula anunció la firma durante una ceremonia en el Palacio del Planalto, como parte de un "Programa de acción en Seguridad" que presentó junto a su ministro del área, Flávio Dino, que incluye otras medidas y propuestas para intentar disminuir la violencia en el país. El decreto sobre el "control responsable de armas" reduce de 4 a 2 la cantidad de armas, y sus municiones, para fines de defensa personal y exige la demostración de efectiva necesidad para adquirirlas, entre otros puntos.

Además, disminuye de 30 a 6 el número de armas para cazadores, tiradores deportivos y coleccionadores, y limita el horario de funcionamiento de los clubes de tiro, que además deberán operar a al menos un kilómetro de distancia de escuelas.

“Una cosa es que un ciudadano tenga un arma en casa, de protección de garantía, porque hay gente que piensa que tener un arma en casa es una seguridad, pero lo que no podemos permitir es que haya arsenales de armas en manos de las personas", afirmó el presidente. Y agregó: “Vamos a continuar luchando por un país desarmado. Quienes tienen que estar bien armados son la policía brasileña y las fuerzas armadas".

Fuente: El Destape