El Reino Unido empezará a vacunar prácticamente un mes antes que los países de la Unión Europea. Usará la vacuna de Pfizer/BioNTech, de la que encargó 40 millones de dosis, suficientes para vacunar a 20 millones de personas. El país tiene 67 millones de habitantes. La próxima semana sus autoridades sanitarias recibirán una primera entrega de 800.000 dosis, suficientes para vacunar a 400.000 personas. La inmunización consiste en dos inyecciones, separadas por 21 días.

¿Pero por qué los británicos vacunarán un mes antes que estadounidenses y europeos? Principalmente por dos razones: las prisas que se ha dado su regulador para aprobar la vacuna y el hecho de que fue el gobierno de Boris Johnson el primero en firmar con la farmacéutica.

El Reino Unido sigue en la práctica en la Unión Europea (hasta el próximo 31 de diciembre) y debería esperar a que la Agencia Europea del Medicamento diera su visto bueno a las vacunas, pero los Estados miembros pueden adelantarse en caso de “urgente necesidad”.

La Agencia Europea del Medicamento, que, cosas del Brexit, se trasladó de Londres a Amsterdam a principios de año huyendo del Brexit, no dará su aprobación a las vacunas hasta finales de este mes y los gobiernos europeos no empezarán a vacunar a sus grupos de riesgo hasta principios de enero. Bélgica, por ejemplo, anunció este miércoles que su campaña de vacunación empezará el 5 de enero, como si el pinchazo lo trajeran los Reyes Magos.

Los gobiernos europeos no firmaron acuerdos nacionales con las farmacéuticas. Centralizaron esos contratos en la Comisión Europea. Así pagarán menos por dosis que si hubieran negociado en solitario. Bruselas firmó varios acuerdos y tendrá cientos de millones de dosis, suficientes para vacunar a los 440 millones de ciudadanos de los 27 Estados miembros. Algunos países, como España, se han asegurado el doble de las necesarias y prometen que las que sobren las donarán gratuitamente a sus vecinos más pobres del sur, como Marruecos, Mauritania o Senegal.

La Comisión Europea repartirá las vacunas entre los sistemas sanitarios de los países europeos según las vaya recibiendo de las farmacéuticas. El número que vayan recibiendo las capitales será acorde al peso de su población en el bloque. Si, por ejemplo, la primera semana de enero Bruselas recibe el 10% de las vacunas necesarias para toda la población europea, se empezará a vacunar al 10% de los alemanes, al 10% de los franceses, al 10% de los españoles, etc.

Los gobiernos nacionales son los responsables de decidir qué grupos son los primeros en recibir la vacuna, aunque todos apuestan por pinchar primero a los ancianos que viven en residencias y al personas que los cuida y en segundo lugar al resto de ancianos y al personal sanitario en general.

Bruselas no tiene dudas de que su Agencia Europea del Medicamento está cumpliendo los pasos necesarios para asegurarse de que sus análisis son efectivos y exhaustivos, pero tampoco pone en duda los mecanismos del regulador británico, que asegura que ha sido riguroso en el cumplimiento de los estándares internacionales.

Lo que hizo el regulador británico podría hacerlo cualquier regulador nacional europeo alegando esa “urgente necesidad”, como ya hizo también el húngaro para comprar la vacuna rusa sin que la Agencia Europea siquiera la haya visto. Pero aunque en los próximos días podría surgir la polémica de por qué se vacuna primero a los británicos que a los demás europeos, no parece probable que ningún país se adelante. Entre otras razones porque no tendrán los virales de la vacuna hasta los últimos días de diciembre o primeros de enero.

Bruselas, especial

Fuente: Clarín