A partir de una encuesta realizada por el CEOP, uno de cuatro argentinos piensa que la reforma previsional es negativa para los jubilados y siete de cada diez personas sostiene que la nueva fórmula de cálculo del aumento de haberes va a ser perjudicial.

  Es decir que la encuesta pone en evidencia dos fenómenos: por un lado, existe una preocupación generalizada en la gente, ya que los jubilados creen que su situación inmediata se verá drásticamente afectada por el descenso en el aumento de sus haberes (del 13 o 14 por ciento, de acuerdo a la actual fórmula, al 5,7 por ciento) y los futuros jubilados entienden que el deterioro en la movilidad jubilatoria va a afectar su haber inicial, que será significativamente menor. Por otro, sigue instalada en la conciencia la idea de que puede venir una privatización, con planes aún más perjudiciales. 

“En la medida que se avanza en la lectura de los resultados que este trabajo de campo arroja, los aspectos subyacentes se hacen manifiestos: la preocupación da lugar al enojo –apunta el titular del CEOP–. Y también es lógico que esto ocurra. La percepción se sostiene en la evaluación de la situación de aquellos que han dado una parte importante de su vida al trabajo y que los encuestados ven que penan como jubilados y que, en definitiva, no poseen el derecho a acceder a una vida digna y sustentable. En tal sentido, la opinión de la gente es taxativa: alrededor de las tres cuartas partes de los entrevistados manifiestan que están convencidos que a los que tienen la jubilación mínima, lo que ganan ‘no les alcanza para vivir dignamente’. Realmente lapidario. Estamos hablando de que así lo ven tres cuartas partes de los consultados, una proporción altísima”.

Si tenemos en cuenta el aumento de las tarifas básicas que constituyen el principal gasto de los jubilados, queda claramente expuesto que la reforma no traerá nada bueno. También, la encuesta pone en evidencia que la mayoría piensa que el gobierno de Macri beneficia a los sectores de mayor adquisición económica. Ambos elementos generan un malestar, que podría llegar a ser explosivo, en la opinión pública.

Para concluir–redondea Bacman–, “los argentinos se perciben bastante lejanos a esta reforma previsional. No creen que beneficie a los jubilados; están convencidos que la situación de los pasivos más vulnerables va a tender a empeorar y avizoran un futuro en el que también ellos van a ser perjudicados. Para muchos, incluidos la mayor parte de los independientes, este no es el cambio que esperaban. Habrá incluso una franja enojada porque la reforma va en contra de las promesas de campaña. No son cuestiones que se borren fácilmente”.