La reforma laboral, impulsada por el Gobierno, propone echar por tierra uno de los grandes logros del movimiento obrero: mediante la creación de un Banco de Horas se habilita una jornada laboral de hasta 10 horas. De este modo, las horas extras serán comunes acreditables y computables en forma anual.

Por otro lado, en el artículo 42 se habilita la contratación bajo la modalidad de jornada parcial, que implica una jornada inferior a los dos tercios de la jornada laboral que, de ser superada, llevará al pago de una jornada completa (y no horas extras, que se pagan doble).  

Un retroceso para los trabajadores y un beneficio para los empresarios.