En su editorial, Víctor Hugo habló del caso Alberto Nisman, a 7 años del suicidio del fiscal, y sostuvo que su muerte catapultó a Mauricio Macri a la presidencia de la nación.

Ayer nació nuevamente la semana Nisman, la semana de la mentira más grande que yo haya visto. Hoy hace 7 años que Nisman se quitó la vida. 

La DAIA sigue insistiendo en hablar de asesinato. Siguen perdidos hasta la última gota de vergüenza. Están perdidos en la noción de que existen inteligencias a las que el odio no puede enfermar de esa manera y no pueden cree en semejante falsedad. 

Aquella mañana, después del suicido, inmediatamente empezó la lucha por instalar el asesinato. Estaban lanzadísimos desde el primer minuto porque, al igual que con el trágico accidente ferroviario de Once, algunos sectores comprendieron de inmediato que ahí tenían su oportunidad para desalojar el gobierno que odiaban. 

Murió Nisman y lanzaron el asesinato y sugirieron además que el responsable había sido el gobierno. Nunca consiguieron una prueba desde aquel día.  Solo quisieron sostener mentiras que se caían a pedazos con más mentiras. Pero así como se trata de la mentira más grande y ofensiva a la inteligencia que al menos yo conozca, han hecho una demostración de poder. Nunca he visto ese poder. No perdamos de vista la diabólica falsedad que esta mentira provocó en el país. Y por eso lo hicieron. Y por eso mintieron.

En el mismo momento que Nisman, aturdido su ego monumental por los errores de su vida, por el desprecio familiar de esas horas y por el miedo de ser entrevistado en el Congreso, en el preciso instante que, con la mirada puesta en el espejo, gatilló la pistola que había buscado desesperadamente pidiéndoselo a cualquiera que pasaba, esa noche fatídica estaba naciendo Macri presidente. Nunca que yo recuerde, una muerte hizo tanto daño.