El embajador argentino ante la Organización de los Estados Americanos (OEA), Carlos Raimundi, denunció que en Latinoamérica hay un proyecto del capital financiero "para quedarse con el control y la renta de los recursos estratégicos de la región".

En diálogo con el Informativo de AM750, Raimundi calificó de “muy graves” las denuncias realizadas por el Gobierno de Bolivia sobre el envío de armamento desde la administración de Mauricio Macri al por entonces gobierno de facto que encabezaba Jeanine Áñez y cuestionó el rol de los organismos internacionales ante los distintos ataques a la democracia ocurridos en la región.

Además, cruzó al Secretario General de la OEA, Luis Almagro, a quien calificó como a una persona sin escrúpulos, y denunció que reunió en mayo pasado con sectores "muy reaccionarios de la ultraderecha", entre los que se encontraba el expresidente Mauricio Macri. 

-Con el envío de material bélico a Bolivia, ¿Argentina rompió con una tradición histórica de no intervención en la política de otros países?

Es cierto que indudablemente cada proceso de cada país tiene su particularidad. Pero me parece que detrás de cada particularidad y de cada experiencia nacional hay un proyecto para toda la región. Es un proyecto del capital financiero globalizado para obtener el control y la renta de nuestros recursos estratégicos. Por eso cuando hay gobiernos afines se producen estas "ayudas". Esto ya había pasado en la etapa de las dictaduras clásicas. Ahora hay otro tipo de articulación. Se vinculan otro tipo de poderes que tienen que ver con los poderes mediáticos, simbólicos, las redes de espionaje y las redes sociales. En el caso de Bolivia también hubo características de un golpe clásico, por la fuerte participación militar.

-¿Qué reflexión hacés del envío de armas a Bolivia?

Yo creo que lo que pasó con la entrega de material bélico por parte de Argentina es gravísimo pero al mismo tiempo te diría que es clarificador. Echa por la borda todos los discursos para enfrentarnos a los hechos. En este sentido, quedó demostrado quiénes son los sectores en la Argentina que favorecen a los gobiernos autoritarios y que tratan de llegar al poder por fuera de la voluntad de sus pueblos y quiénes somos los que, aún con aciertos y con errores, siempre vamos a creer que solamente se accede al poder democráticamente, producto de la voluntad popular. 

-Lo que sucedió en el golpe en Bolivia, como la situación histórica del bloqueo a Cuba, más la situación de Perú y el asesinato al presidente en Haití, mostró nuevamente que hay un problema con los organismos internacionales que no dan respuesta a este tipo de situaciones. ¿Cuál es tu mirada al respecto?

Los organismos internacionales no pueden ser otra cosa que la expresión de los gobiernos que los integran. Cuando uno mira el mapa político que tenemos en la región puede entender como actúan estos organismos. En marzo del 2020 Luis Almagro fue votado por 23 de los 33 países que integran a la OEA. Argentina voto en minoría. Desde entonces la mayoría de los gobiernos no han cambiado. Sí cambió el de Bolivia, lo cual demuestra claramente la infamia que fue aquel informe electoral de la OEA que denunció un fraude en la elección de 2019 porque cuando se repitieron esas elecciones los márgenes por los que ganó el MAS fue mucho mayor. En la medida que cambie el mapa político de la región tendremos otro tipo de perfil en la OEA o bien ensayaremos otras alternativas de integración, como en su momento fueron CELAC o UNASUR.

-¿Qué puede hacer la posición argentina desde este lugar de minoría dentro de la OEA?

Las mayorías y las minorías tienen que ver es la posibilidad de tener decisiones concretas o resoluciones concretas dentro de la OEA. Hasta tanto no existe esa mayoría hay un deber irrenunciable que es decir la verdad. Debemos tratar de desentrañar lo que hay detrás de cada posición política. Desde ese lugar nosotros seguimos denunciando la falsedad de los informes de misiones electorales de la OEA porque carecen de legitimidad y de credibilidad porque siguen estando diseñadas por su Secretario General. En mayo, Luis Almagro reunió en el mes de mayo con sectores muy reaccionarios del Estado de la Florida, el ultra nacionalismo europeo y también con Mauricio Macri. Ahí hay un núcleo de poder y nosotros no podemos dejar de denunciar eso.

El miércoles de la semana pasada se presentó ante la OEA el nuevo embajador de Bolivia. El secretario Almagro quedó tan acorralado, tan sin palabras que tuvo que reconocer las masacres de Senkata y Sacaba. Pero además, no tuvo mejor idea que pedir un minuto de silencio por las víctimas. Eso lo muestra como una persona sin escrúpulos y sin límites. Quedó en descubierto su falta de apego a la verdad y por el otro lado se mostró la sinceridad, el aplomo y la serenidad de aquellas delegaciones que estábamos convencidas de estar haciendo lo correcto. 

-Ante esta situación, ¿cuál es el camino que se debería construir?

Lo que buscamos nosotros es integrar a los pueblos y que que sea el pueblo quien tenga el manejo soberano de los recursos naturales y no las transnacionales como han ensayado los gobiernos neoliberal en la región. Además tratamos de diseñar esquemas de desarrollo económico perdurables, sostenibles y eficaces, de tal manera que el péndulo no vuelva contra los intereses de Latinoamérica. Cada vez que vuelve un reflujo neoliberal, nos cuesta mucho más recuperamos. Ojalá cuando Macri dejó el gobierno hubiéramos vuelto a como estábamos en diciembre de 2015. Pero volvimos mucho más atrás. Entonces es necesario que nuestra sociedad, así como le dijo Nunca Más al esquema militar represivo desde la dictadura, sea capaz de decirle Nunca Más al aspecto cívico de la dictadura que tiene que ver con su plan económico.