La Iglesia y Larreta quieren tirar abajo el Luna Park

Lo que menos se esperaban desde el oficialismo, en plena campaña electoral, era encontrarse con la noticia que la iglesia podría querer desprenderse del mítico estadio Luna Park, donde se conocieron Perón y Evita, se veló a Gardel y se casó Maradona, para levantar un edificio de oficinas de 40 pisos. Un grupo inversor europeo tendría interés en quedarse con el estadio construido en 1932.

El inmueble fue administrado hasta 2013 por Ernestina Devecchi de Lectoure, tras la muerte de su esposo, Pepe, uno de los fundadores. Ella donó el 95 por ciento del estadio a Cáritas, dependiente del Arzobispado de Buenos Aires, y a la orden salesiana de San Juan Bosco. Tiempo después compraron el otro 5 %, que había quedado en manos de los Lecture.

El proyecto debe ser analizado, ya que Luna Park es Monumento Histórico Nacional desde 2007, por un decreto de Néstor Kirchner.

La venta del predio podría ser del orden de los U$S 40 millones, según publicó Clarín. Pero para ser vendido se necesitaría que la Comisión de Patrimonio Cultural cambiara la preservación estructural del edificio y de la histórica fachada. Además, sería imprescindible que la Ciudad modificara la zonificación de la manzana, declarada Área de Protección Histórica. Para esto, habría que reformar el Código Urbanístico sancionado en enero. Esto necesitaría la aprobación de la Legislatura, donde el tema ya llegó a oídos de algunas espadas del oficialismo. 

Según trascendió el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta ordenó que el subsecretario de Registros, Interpretación y Catastro de la Ciudad, Rodrigo Cruz analizara la situación. Se sabe que Larreta se reúne todos los meses con el arzobispo Mario Poli. Su relación es tan estrecha que -a pedido del prelado- incluyó a Pilar Bosca como candidata a legisladora porteña. Cerca del jefe de Gobierno rechazan que Poli haya abogado por el cambio catastral.

En el Ejecutivo porteño aseguran que una modificación para una hipotética edificación es casi imposible. Requeriría el acuerdo de las dos instituciones propietarias y el visto bueno de la Legislatura y de la Comisión de Patrimonio, que depende de Nación.