Hace 60 días que el poder económico-mediático-judicial no frena su ataque a la imagen de la ex presidenta Cristina Kirchner. Pero ni las tapas de Clarín, de La Nación ni de Infobae logran hacer mella en la imagen de CFK, que ronda los 40 puntos  a nivel nacional y en el Gran Buenos Aries, los 60 de imagen positiva. 

Mientras tanto, el presidente Mauricio Macri cae en imagen y en gestión. La gente no necesita de las estadísticas, que dan un 10% de desocupación, una inflación que rondará los 43 puntos, tarifas de luz y gas por las nubes, transporte cada día más caro y los alimentos imposibles de comprar, de ahí la brutal caída de consumo, para entender que vive cada vez peor.

En el día de ayer, tanto Carlos Pagni desde La Nación, como Marcelo Bonelli desde Clarín, manifestaron que el poder la quiere presa a Cristina. Pagni dijo que “si sigue subiendo en las encuestas es probable que la manden presa”, mientras que Bonelli anunció un proyecto del gobierno para “proscribir” a Cristina como se hizo con Lula en Brasil.

Mientras que el odio hacia Cristina -muy similar al que recibió Perón en 1955 al que acusaron de todo tipo de crímenes económicos y morales, como decir que era pedófilo- no logra romper el cariño de amplios sectores de la sociedad, especialmente de los más humildes.

La táctica de Cristina por estos meses es hablar poco, más allá de alguna respuesta a los ataques judiciales de Bonadio o alguna intervención en el Senado de la Nación. La estrategia es otra: trabajar fuertemente, pero en silencio por la unidad de la oposición, especialmente para unir al peronismo. 

Desde hace un tiempo Cristina viene dialogando con todo el arco sindical y social. Ya están las paces con Hugo Moyano, Ricardo Pignanelli y decenas de sindicalistas que en las últimas horas se agruparon en un Frente Sindical, donde se suman el moyanismo, la Corriente Federal de  Sergio Palazzo y  gremios de las dos CTA.

Pero el acuerdo no termina en esos sectores, también llamaron la atención declaraciones del dirigente de la Alimentación, Rodolfo Daer, y de Roberto Fernández de la UTA, en el sentido de que no tendrían problemas en acordar con la candidatura de la ex presidenta. “Si la eligen los peronistas, ¡la pucha!, no tengo por qué no apoyarla. Yo soy orgánico en ese sentido”, dijo Fernández. Palabras similares utilizó Daer.

En la misma línea de los sindicatos, la ex mandataria logró un gran diálogo con Juan Grabois, el hombre más representativo de los movimientos sociales y muy cercano al Papa Francisco. Grabois, uno de los dirigentes más odiados por el gobierno después de Cristina, viene armando un frente social para participar de las internas en el mismo espacio que el peronismo y el kirchnerismo y seguramente tendrá un rol importante en el armado del frente opositor del próximo año.

Más allá del trabajo de la ex mandataria con sectores sindicales y sociales, viene trabajando en la unidad del peronismo tanto en la provincia de Buenos Aires como en el Interior con los gobernadores. Alberto Rodríguez Saá, Gildo Insfrán, Carlos Verna y el precandidato Martín Soria en Río Negro, además de Alberto Fernández y Felipe Solá, entre otros, ya están trabajando por la unidad del peronismo y por unas PASO amplias.

Hoy quedan afuera Juan Manuel Urtubey y Miguel Ángel Pichetto, con menos del uno por ciento de intención de votos entre ambos. Falta definir que hará Juan Schiaretti, luego de la muerte de De la Sota, que había decidido participar de una interna con CFK. Schiaretti deberá tender puentes con el peronismo k, si no quiere perder la provincia de Córdoba en manos de Cambiemos. En esa misma situación están Juan Manzur, Domingo Peppo y Gustavo Bordet.

La otra incógnita se llama Sergio Massa. Hasta hoy es parte del armado junto a Pichetto y Urtubey y es el único que llega a unos ocho o nueve puntos de intención de votos. Sin embargo, estar en el llamado “peronismo perdonable” y defender las políticas de Macri lo pueden llevar a una nueva y brutal derrota, más allá de que hoy sea el candidato de un Plan B de Héctor Magnetto si se cae el presidente. En la provincia de Buenos Aires, el tigrense sigue manteniendo la alianza con María Eugenia Vidal, pero mantiene un diálogo abierto con los intendentes del peronismo. Como ejemplo basta un botón: desde la Gobernación dicen que “ya acordaron con Massa” dividir La Matanza (Vidal necesita los votos del Frente Renovador) pero en la última reunión con jefes comunales les aseguró que “ni en pedo” vota la división de La Matanza. 

Massa deberá decidir de qué lado quiere jugar. Sabe que la ancha avenida del medio se terminó hace rato. En las próximas elecciones estará Cambiemos y enfrente un peronismo opositor, con Cristina como máximo referente.  Si él lo desea podrá participar de las PASO, donde estarán Solá, Grabois, algún gobernador y Cristina o algún otro candidato como Rossi o Kicillof.

El macrismo está desorientado por la estrategia de Cristina y su crecimiento lento, pero constante. El próximo 25 de septiembre habrá un paro contundente en la Argentina. No se moverá una mosca y casi un mes después, para el 20 de octubre se espera que los movimientos sociales junten un millón de personas en la peregrinación al Santuario de Luján. 

Mientras tanto, la ex mandataria no descarta una gran concentración para el mes de octubre en el Obelisco donde sería única oradora, aunque ese acto se definiría después del paro de la CGT.

Fuente: Info135