Cambiasso en Cambiemos

“Huele a Cambiasso en Cambiemos”, confirma la Garganta.
La palabra Cambiasso, como sinónimo lunfardo de cambio, se origina en el apellido de un puntero izquierdo de los 50 y 60.
Pero Cambiasso no figura en ninguno de los cuatro tomos de la «Historia de Boca Juniors, una pasión», del ensayista Horacio Rosatti.
El macrismo -lo dijimos- se agota en Mauricio Macri, El Ángel Exterminado.
Sin Macri, el macrismo es la nada misma. Representa la disolución. Se auto-destruye.
Entonces no existe la menor posibilidad del Cambiasso en Cambiemos.

Pero es duro, para el Ángel, y cruelmente ingrato, convivir con las intenciones cotidianas de bajarlo del pedestal.
Se atribuyen, por comodidad, al vaporoso “círculo rojo” (que en el fondo no existe).
Con la virulencia del rumor, o de la estricta necesidad, el Plan V está instalado.
Acaso a su pesar, la señora María Eugenia, Sor Vidal, mide mejor que el Ángel, que se extermina y cae.
Tiene más imagen “positiva” y mucha menos “negativa”.
Abruma, a esta altura, la reconfirmación habitual.
Que el pedestal está reservado sólo para el Ángel. Le pertenece.
Aunque el pedestal se pulverice.

Sir Lousteau y Geniol

El fastidio del Ángel apunta también hacia Horacio Rodríguez Larreta, El Geniol. Es quien explota la magnitud del Maxi Quiosco como ningún otro alcalde (Macri incluido).

Consta que las atenciones y mimos que el Ángel prodiga hacia Martín Lousteau, El Personaje de Wilde, es un tiro agresivo destinado por elevación a la moral de Geniol.
Ocurre que Larreta es muy sensible a los deslizamientos y desplazamientos de Sir Lousteau.
En el idílico período de conocimiento, mientras caminan tomados de la mano por el Patio de las Palmeras, el Ángel utiliza a Sir Lousteau para un perverso ablandamiento del fiel Geniol.
Porque Macri -se conjetura- prepara a Sir Lousteau, que fuera su embajador en Estados Unidos, para otra competencia.
Ninguna vice. Ni del Ángel, ni de Sor Vidal, ni de Lavagna, La Esfinge, a quien un exceso del lenguaje lo eleva como alternativa superadora.

Terror por la dama espectro

Pero La Doctora aún no se lanzó a la batalla.
Es la dama espectro que calla. Con el rigor indemne del silencio, que la favorece enigmáticamente en las encuestas.
Con el sigilo sorprendente de un libro. “Sinceramente” atormenta a los incautos que se asustan por su vigencia y crecimiento.
Como si la dama espectro fuera la reencarnación de Rosa de Luxemburgo, influenciada por el Che Guevara y decidida a fusilar como el Stalin paranoico de 1937.
El fervor arrasador de los asustados, por la dama espectro, logra hasta aplacar la sed oportunamente justiciera de Comodoro Py.

Con alguna base informativa, otro sabio conjetura en la incertidumbre.
Sostiene que La Doctora sólo va a ser candidata si el adversario es el Ángel.
Se invierte aquí el juego de los términos. Desde hace años, el Ángel se entrena apenas para confrontar con La Doctora.
Y ahora es La Doctora quien solo quiere combatirlo al Ángel, «el caos».
Si se produce el Cambiasso en Cambiemos, a criterio del sabio, La Doctora nunca va a facilitar la gran interna peronista. Contra Sor Vidal.

Aunque el círculo rojo añore bajarlo, es positivo percibir que El Ángel Exterminado se tiene fe. En que le va a ganar a La Doctora.
Entonces debe continuarse con la generación del temor colectivo hacia la dama espectro, entre los inversores que ya, a esta altura, compadecen al Ángel.
Cuesta admitir el extraño terror ante el posible regreso de La Doctora que reventó a billetazos al Club de París, al CIADI.

A quien pagó de más por la catastrófica nacionalización de YPF. Y que prosiguió la epopeya abonadora iniciada por el Furia cuando fusiló, con miles de millones de dólares, al Fondo Monetario Internacional.
El mismo Fondo que hoy rige el paradójico destino de la patria.

“¿Por qué nos tienen miedo? Si fuimos unos giles que pagamos todo”.
Corresponde describirla como la expropiadora sanguinaria que se viene “por todo”. A los efectos de consolidar las bases de la Revolución Imaginaria.
Para evitar la derrota anunciada, los vaporosos del círculo rojo invocan el renunciamiento imposible del pobre Ángel que se exterminó.
Tema que se trata, en silencio culposo, hasta en la antesala del despacho presidencial.
Los vaporosos pragmáticos prefieren liberarlo del papelón de ser el primer presidente que pierda su propia reelección.
Para dedicarse, en adelante, a la melancolía de ser el más reconocido Domador de Reposeras.

Fuente: www.jorgeasisdigital.com