Por estas horas, y de manera afiebrada, las usinas de Cambiemos, donde piensan y deciden los pasos a seguir a partir de la elección de Miguel Ángel Pichetto como compañero de fórmula de Mauricio Macri, no dejan de sacar cuentas y ahí es cuando entra en escena una generalizada preocupación en los despachos oficiales: por más vueltas que le den, saben que si hay un espacio que inevitablemente le restará votos a la alianza gobernante es el “Consenso Federal” que postula a Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey.

Incluso, los más escépticos de quienes están cerca del jefe de Gabinete, Marcos Peña, llegan a decir por lo bajo que esa dupla pasó a convertirse, de hecho, en una aliada de Alberto Fernández y Cristina Kirchner. La lectura es que todos y cada uno de los votos que obtenga esa fórmula contribuirá a ampliar la diferencia entre Cambiemos y el kirchnerismo, y hasta no faltan los que se animan a pronosticar que esa distancia podría marcar el triunfo de los Fernández en la primera vuelta.

Por eso mismo, y con la obsesión de derrotar como sea a la ex presidenta, desde la Casa Rosada ya extienden sus tentáculos hacia las provincias, apuntando a la idea de promover la llamada “boleta corta”, para facilitar el apoyo explícito o discreto de gobernadores de fuerzas provinciales y de algunos peronistas: en otras palabras, se trataría de ir con listas propias limitadas a legisladores nacionales, dejando abierto el juego para la fórmula presidencial.

En esa dirección, todo parece indicar que los partidos que gobiernan las provincias de Misiones, Córdoba, Río Negro y Nuequén irán con lista corta en las elecciones, y de esta manera, deducen con bastante lógica en el oficialismo, terminarán favoreciendo a Macri.

Los frentes del cordobés Juan Schiaretti, el del misionero Hugo Passalacqua, el rionegrino Alberto Weretilneck y el del neuquino Omar Gutiérrez, que ganaron ampliamente en las respectivas elecciones provinciales, ya anunciaron que no adherirán a ningún candidato a presidente.

El beneficio a Macri radica en que el kirchnerismo buscaba que los misioneros y los neuquinos pegaran su boleta a la de Alberto Fernández. Al mismo tiempo, se esperaba que Schiaretti hiciera lo propio con la boleta de Roberto Lavagna, lo que le hubiera complicado las cosas en Córdoba a Macri. Pero ninguna de esas cosas sucedió, por lo que en el Gobierno tomaron con alivio el cierre de alianzas de las tres provincias.

Otra es la visión que prevalece en las oficinas de Alberto Fernández, y también en el círculo más cercano a Cristina, donde destacan que el grueso de los jefes provinciales peronistas está dando señales de apoyo al frente finalmente ampliado con Sergio Massa, que en materia territorial suma un aliado: el gobernador de Chubut, Mariano Arcioni.

Ante este panorama, se sabe que los desencantados con la gestión de Macri no son indecisos que regresarán a Cambiemos ante tantos reacomodamientos, teniendo en cuenta que todos los signos indican que la política económica ya no podría revertir la pérdida de imagen del oficialismo y, en consecuencia, el Gobierno no estará en condiciones de reabsorber a los votantes que lo abandonaron.


Fuente: Info135