¿Y la alegría Mauricio?: Adiviná cuántos puestos descendió la Argentina en el ranking de la felicidad desde que Macri es presidente

El 25 de octubre del año 2015 Mauricio Macri le prometía a todos los argentinos que comenzaba en nuestro país "una revolución de la alegría". El entonces candidato a presidente llegaba al ballotage y de cara a la segunda vuelta invitaba "a encarar la construcción de un nuevo país”.

Si se tiene en cuenta el informe sobre la felicidad que la Organización de Naciones Unidas realiza anualmente para medir como evoluciona el factor en los ciudadanos de 156 países se puede observar que si bien hubo un inicio "esperanzador" para parte de la Argentina con el cambio de Gobierno, tres años después la desazón producto de las políticas aplicadas es enorme.

En el informe se pide a los encuestados que puntúen su vida del cero al 10, siendo cero la peor vida posible y el 10 la mejor vida posible. Además se tienen en cuenta seis factores: niveles de PIB, esperanza de vida, generosidad, apoyo social, libertad y corrupción que se comparan con los de un país imaginario, llamado Dystopia. En Dystopia vivirían las personas menos felices del mundo, de forma que los ciudadanos de cualquier otro país con el que se compare, serán más felices que los de éste.

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En el año 2015 la investigación de la ONU colocaba a la Argentina en el lugar número 30. Un país en crecimiento y estable abría a través de las elecciones un periodo de "esperanza y renovación" según hablaban los candidatos opositores al Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

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Ya en 2016 producto de la asunción de Mauricio Macri después de ganar el ballotage colocaba al país cuatro posiciones por encima del lugar ubicado en 2015. Llegaba al puesto 26, subiendo cuatro escalones, los cambios en la política económica subían los índices de "esperanza y felicidad" según la visión internacional.

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Después de algunos simbronazos y una economía medianamente estable sin corridas cambiarias ni aumentos de precios tan impactantes en la vida diaria de los argentinos, los resultados de las legislativas 2017 hicieron que los argentinos se perciban un poquito más felices que el año anterior. Así se llegó al puesto 24 según la ONU.

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Pero el 2018 solo trajo devaluación de la moneda, inflación imparable, profundización de tarifazos que asfixiaron la economía y una corrida cambiaria que disparó el dólar a niveles exorbitantes donde hoy continúa. Esto impacto en el corazón del país y en el ánimo de los argentinos: desilusión, depresión, falta de objetivos y un horizonte sin crecimiento hacían descender al país al puesto 29. 

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El inicio del 2019 muestra el colapso y el derrumbe de la felicidad del pueblo argentino, un pueblo abrumado por las presiones diarias con objetivos que no puede cumplir: llevar un plato de comida, conseguir empleo y donde el que lo tiene no puede llegar a fin de mes ni darle más cosas a sus hijos. Pero la depresión también es un sintoma que afecta duramente a la clase media: sin consumo, sin lugar para viajes ni esparcimiento como en otros tiempos, la autoestima del pueblo se coloca en niveles impensados.

Que Argentina ocupe el lugar número 47 en el año 2019 dentro del ránking de felicidad que elabora la ONU muestra el fracaso del "sueño colectivo" que Mauricio Macri propuso en 2015 cuando salía segundo en la primera ronda y forzaba el ballotage contra Daniel Scioli. La falta de autopercepción de felicidad habla también del nivel de desencanto con la clase política que es la que tiene un desafío mucho más complejo que articular una fórmula ganadora para las elecciones: tiene el deber de sembrar la esperanza en estas tierras, la responsabilidad de volver a proponerles un sueño y un futuro a cada una y cada uno de los que habitan este suelo. 

fuente:Politica Argentina