El sábado pasado fue la primera sorpresa: la fórmula de Unidad Ciudadana-PJ quedó conformada por Alberto Fernández y Cristina Kirchner.

Mañana, celebración de la Fiesta Patria que coincide con el décimo sexto aniversario de la asunción de Néstor Kirchner como Presidente, el 25 de mayo de 2003, se anunciaría en Merlo, el binomio del sector opositor a Mauricio Macri: serían Axel Kicillof, ex ministro de Economía, seguido por la intendente de La Matanza, Verónica Magario.

“Se trata de una partitura y no de un intérprete”, adelantó hace unos días en un local de la UOM de la Capital Federal, Máximo Kirchner, durante un acto al que asistióHumanidad.

Poco después, el propio Axel, vapuleando con dureza a Macri y el FMI, explicó la disyuntiva que interpela a los argentinos: peronismo-antiperonismo; modelo agro exportador o proyecto industrial con desarrollo productivo y científico; relaciones carnales con Estados Unidos o integración con América Latina; concentración de riqueza y predominio del liberalismo o distribución en el mercado interno con participación activa del Estado.

Máximo Kirchner: lo importante es la partitura, no el intérprete

Proclives a guardar el secreto bajo siete llaves, F-F procuran asestar iniciativas que encuentren desprevenidos tanto al gobierno como a los peronistas de Alternativa Federal (AF). Estos amagan con conformar una tercera vía anti grieta, pero están trabados: por la negativa de Juan Schiaretti a transformarse en el “macho alfa” del sector; la reticencia de Roberto Lavagna y los juegos de cintura de Sergio Massa, a quien Fernández tentó con un acuerdo que no terminó de cerrar hasta anoche.

Mañana, 25 de mayo, habrá un festejo popular, en Merlo, con la presencia del intendente Gustavo Menéndez, entre otros muchos y el presidente del PJ bonaerense,Fernando Gray.

El conjunto de jefes comunales querían a uno de los suyos como aspirante a la gobernación: Martín Insaurralde o Magario, pero los números de los encuestadores le sonrieron a Kicillof, uno de los preferidos de Cristina. Y en este caso, al no lograrse el concurso de Massa, predominó el pragmatismo peronista: votos son amores. Igual que cuando Néstor Kirchner impuso a Daniel Scioli, en 2007, porqué medía mucho más que Alberto Balestrini.