El allanamiento ocurrió la semana pasada en un hotel de inmigrantes en el barrio de Balvanera. La Policía de la Ciudad llegó al hotel con una orden de allanamiento por el supuesto robo de un celular, la exhibió sin dejar copia a los inquilinos y los movieron a todos a una pieza para comenzaron a revolver el lugar. Fueron dos horas en las que mantuvieron a los inquilinos sin permiso de regresar a sus habitaciones.  

El hotel, ubicado sobre la calle Junín, cuenta con 7 habitaciones. En dos de ellas viven 4 ciudadanos senegaleses, que trabajan en la ciudad como vendedores ambulantes. Además, alquilan con ellos ciudadanos dominicanos, argentinos, peruanos y bolivianos.  "Los chicos sospecharon que les iban a robar y fueron a la pieza. Los encontraron en el lugar donde tenían la plata y empezaron a protestar. Pero el policía le dio la plata a otro efectivo y se la llevó afuera", relató Baizar, uno de los senegaleses que se acercó a la puerta del hotel a asistir a sus compañeros. 

El grupo de senegaleses que ya esperaban fuera del hotel a que termine el allanamiento vieron cómo los efectivos de la Policía que habían llegado por un supuesto celular robado ingresaban una caja a una camioneta Kangoo, sin identificación oficial. Por el tumulto que se había armado en la puerta, llegó un refuerzo de la Infantería de la Ciudad. En ese momento, comenzaron a gritar "chorro", pero denunciar el robo. 

"¿Dónde está la plata?", fue la pregunta del jefe de Infantería a los senegaleses. "En el auto, en una caja", le indicaron. El acuerdo fue con los policías vuelvan a ingresar al hotel con la caja. Una vez en la habitación, la abrieron y allí estaba el dinero. Los policías accedieron a devolvérselos. Según denuncia los vendedores, el monto que tenían era de 120 mil pesos, pero cuando contaron la plata les habían dado 100 mil. Los policías ya no estaban en el edificio. 

Un inquilino dominicano también denunció que le faltaba una cadena de oro de su habitación. El supuesto celular robado, que fue el motivo del allanamiento, nunca apareció. Ante la consulta de PáginaI12, el Ministerio de Seguridad porteño no respondió sobre las denuncias públicas contra los policías.  

"No hay trabajo, no hay nada"

"Siempre roban a los negros. No hay trabajo, no hay nada", completaba los reclamos hacia la Policía de la Ciudad uno de los vendedores senegales apostado en la puerta del hotel, donde sus compañeros denunciaban que los habían robado impunemente. El "siempre roban a los negros", se refiere a una modalidad extendida de persecusión sobre los vendedores ambulantes en las calles porteñas. 

"Durante estos últimos cuatro años hubo allanamientos a hoteles de senegales y locales de comerciales por investigaciones abiertos desde el Ministerio Público Fiscal, que ordenaban, sin más delitos para investigar que la ocupación del espacio público, secuestrar mercadería y sacarles el dinero", explica Omar Guaraz, referente de la Asociación de Vendedores Libres. Y agrega: "En el último tiempo, otra forma de persecusión es, a partir de un trabajo de inteligencia, esperarlos en los domicilios para secuestrarles la mercadería".  

Un hecho así ocurrió el martes pasado en otro de los operativos de la Policía de la Ciudad. "Nosotros no venimos a molestar, venimos a trabajar. Ayer, en el supuesto operativo, ni siquiera estaban los de Espacio Público. La Policía vino directamente a robarnos la mercadería, porque ni siquiera hay un acta", relató Gora, uno de los trabajadores senegaleses detenidos en los operativos del martes, a Djambari, cuenta del fotógrafo y periodista Federico Muiña. En esa serie de operativos del martes, la Policía le fracturó la rodilla a Modou, otro trabajador senegalés y le negaron la atención médica.

"No hay nada", fue el otro lamento esgrimido por el colectivo de senegaleses al denunciar el robo. Es que desde el inicio de la pandemia, cerca de un 80 por ciento de la población migrantes quedó fuera de cualquier asistencia del gobierno nacional y no recibió ninguna por parte del gobierno porteño, que ni siquiera respondió tampoco por la vía legal. 

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Además, el gobierno porteño fue determinante en negar la vuelta de la venta ambulante entre su abanico de flexibilización de actividades. "Se trabajó para que no puedan ocupar el espacio público en el barrio de Once", fue la respuesta que se dio el 15 de agosto en conferencia de prensa, mientras se anunciaba la reapertura de los comercios. Cuatro días después, cuando los comerciantes levantaron sus persianas, la Policía de la Ciudad comenzó con las detenciones. Que ocurren día tras días, tal como relatan las organizaciones que existen a los colectivos migrantes.  

Fuente: Página 12