Cuando Mateo Palacios Corazzina abrió por primera vez su netbook Conectar Igualdad, allá por 2014, la pantalla negra de 10 pulgadas le devolvió su propio reflejo: un chico de 12 años de La Boca, histórico barrio popular de Buenos Aires, a punto de encender la primera computadora de su vida. Lo que ni él ni quienes le facilitaron la máquina sabían era que, con el primer inicio de ese equipo de 1GB RAM, también iba arrancar una nueva era de música argentina. Usando su netbook como estudio improvisado, Palacios comenzaría a convertirse en la estrella que millones conocen hoy como Trueno, uno de los máximos artistas del rap latinoamericano. 

En su caso, el punto de quiebre no tardó demasiado. En 2014 los seleccionadores de las Batallas de Gallos de Red Bull armaron una audición virtual para el Torneo Regional de Buenos Aires y el video de Mateo fue uno de los elegidos. Siete años después de esa primera selección, su último video de YouTube lleva 48 millones de reproducciones en seis meses y a su perfil de Instagram lo siguen 6 millones de cuentas de todo el mundo. Incluso hoy, a sus 19 años, el Ministerio de Cultura de Argentina lo presenta como un emblema de la producción artística del país.

El video de esa primera audición, claro, fue grabado en la Conectar Igualdad.  

La experiencia de Trueno no fue un caso esporádico. A mediados de la década de 2010, decenas de chicos descubrieron que, al adquirir estos dispositivos básicos, podían aprovechar el poder de internet, la música y sus propias habilidades como freestylers. Figuras como Neo Pistea(Sebastián Chinellato) y L-Gante (Elian Valenzuela), por ejemplo, también comenzaron en la música gracias a sus netbooks. 

A Valenzuela incluso se le ocurrió su nombre artístico gracias a su netbook. Cuando todavía estaba en la escuela, Elian pasaba tanto tiempo viendo videos que incluso lo hacía recién despierto sin cambiarse de su ropa de dormir. Su mamá, cada desayuno, lo recibía con un: “¡Qué elegante!” Y cuando llegó el momento de pensar un nombre artístico, “L-Gante” le calzó perfecto. 

Tal como sucedió con Trueno, el hardware del que se valió Elian para dar el salto era más que básico. En su caso, el pibe usó un micrófono de 1,000 pesos argentinos y su computadora como todo equipamiento para grabar las voces de L-Gante RKT, que fue lanzado en Octubre y ya tiene 176 millones de visitas en YouTube.

Conectar Igualdad se lanzó en 2010 y se redujo drásticamente a partir de 2015 hasta que finalizó en 2018. La idea era simple: con las escuelas públicas como mediadoras, el Estado pondría una netbook en las manos de cada uno de los estudiantes de escuelas primarias y secundarias públicas. De esa manera, estos jóvenes de bajos ingresos podrían acceder a computadoras justo en el momento en el que el uso de internet se estaba volviendo una herramienta de estudio y de trabajo irremplazable.

Además, el plan tenía en cuenta la larga tradición de políticas proteccionistas de Argentina. Por aquellos años, la condición previa del gobierno para la distribución gratuita de netbooks era que debían producirse en el país. Entonces, Boris Garfunkel e Hijos (BGH), una empresa fundada a principios del siglo XX en Argentina, fue contratada para fabricar el hardware.

“En muchos casos, esos fueron los primeros dispositivos en llegar a las casas de las personas, por lo que implicó conectividad para toda la familia, no solo para el estudiante”, resaltó ante Rest of World Laura Marés Serra, gerente general de Educ.ar, la empresa estatal a cargo del programa.

Los dispositivos mencionados por Máres Serra llegaron a más de cuatro millones de estudiantes entre 2011 y 2015, exactamente el lapso en el que se incubó una incipiente generación de raperos, traperos y freestylers. La superposición no es casualidad para Sebastián Benítez Larghi, director del departamento de sociología de la Universidad Nacional de La Plata. “Las clases trabajadoras siempre han tenido una tradición de creación cultural, los ritmos urbanos son una prueba más de eso”, le explicó a Rest of World.

Cuando se le preguntó sobre su infancia, Trueno le explicó a Rest of World que “es difícil venir de un lugar donde hay pocas oportunidades, o las oportunidades consisten en involucrarse en alguna mierda: muchos de mis compañeros de primaria ahora están huyendo… o tras las rejas. Venimos de un barrio lleno de marginación. Pero también hay muchas familias, mucha cultura inmigrante, mucho arte. Y la música fue una gran herramienta para evitar la marginalidad”.
En el caso de Conectar Igualdad, esta gran herramienta venía en frasco chico: los netbooks de 10 pulgadas presentaban un procesador de 1.66 Ghz, una cámara de 300K píxeles y uno o dos GB de RAM no eran tecnología de punta. Sin embargo, esto significaba que, por primera vez, la mayoría de los chicos no tenía que pedir permiso para usar una computadora.

No obstante, las prestaciones de las netbooks enfrentaron a sus dueños con algunos obstáculos que solo se podían resolver con ingenio. El DJ y artista visual de 23 años, David Acosta (artísticamente conocido como Glitcha), le contó a Rest of World: “Para obtener el sonido que quería, me vi obligado a ser especialmente creativo debido a la poca capacidad de la computadora”.

Acosta tuvo que entrenarse a sí mismo para usar el software de manera tal que la limitada potencia de procesamiento del dispositivo no perjudicara su música. Técnicas como el resampling le resultaron particularmente útiles.

Mientras Glitcha buscaba los efectos de sonido de su software hasta dar con los que no retrasaran su netbook, Trueno sabía exactamente qué hacer cuando abrió su computadora por primera vez. “Lo primero que hice fue instalar Audacity”, rememoró el chico que grabó uno de sus últimos clips en La Bombonera. Lo segundo, para él, fue comenzar a grabar: con su equipo como bitácora, el chico se grabó rapeando sobre lo que vio, escuchó, sintió y supo de su barrio.

Con un espíritu similar, L-Gante alentó a los pibes que ahora están practicando en casa durante una entrevista reciente: “Para todos aquellos chicos a los que les gusta la música y tienen objetivos similares… No necesitas un montón de equipo para tener éxito”.

Al igual que Trueno y L-Gante, Glitcha tampoco podía gastar más de lo absolutamente necesario, así que se metió en Taringa —en ese entonces, un foro de software pirata, hoy especie de red social— tan pronto como tuvo su Conectar Igualdad. “Tenía un programa de producción musical en la única PC de escritorio de la familia, pero como éramos cuatro hermanos, solo tenía 30 minutos cada día para usarlo, así que FL Studio fue lo primero que instalé cuando conseguí la netbook”, recordó.

Al margen de sus limitaciones de procesador, las computadoras venían con un tipo particular de software incorporado: como cada netbook estaba vinculada a una red escolar específica, tan pronto como el dispositivo estaba fuera de alcance, este se bloqueaba automáticamente. En la experiencia de Glitcha, las netbooks se bloqueaban cada 20 días o después de encenderlos 2,000 veces. Por lo tanto, más allá de necesitar una creatividad especial para hacer música, cada estudiante también tendría que “hackear” su computadora de vez en cuando.

“Tenía que prestar atención al calendario”, recordó Glitcha. “Si el día 20 era un viernes y me olvidaba de llevarlo para desbloquearlo, tendría que esperar hasta el lunes por la noche para volver a usarlo”. Pero aquellos a quienes no les importaban las reglas, o vivían demasiado lejos de la escuela, simplemente llevaron la computadora a un taller amigo y se olvidaron del bloqueo.

A pesar de los problemas con el hardware básico y el software intrusivo, a los jóvenes se les otorgó acceso a una herramienta que antes estaba mayormente fuera de su alcance: el internet. “Los tutoriales en línea jugaron un papel importante en mi formación musical”, aseguró Glitcha, “A través de la netbook, YouTube fue mi maestro.”

Cuando se le preguntó cómo fue que estos adolescentes de clase trabajadora consiguieron tal atractivo masivo, el productor y buscador de talentos Bad Boy Orange, explicó a Rest of World que “una generación anterior [a estos músicos de netbook], en la década de los 2000, las tribus urbanas desaparecieron y hubo un ‘momento de salida del armario’ en cuanto a ritmos populares como la cumbia, el reggaeton y los géneros urbanos. Entonces, cuando estos adolescentes navegaron por internet para descargar música, se alimentaron de esta amplia gama de influencias”.
Trueno usó su mala conexión a internet para enviar videos para batallas de estilo libre y audiciones virtuales. Quizás sus videos estaban borrosos y su internet tardó horas en cargar las pistas, pero a los jueces de Red Bull no pareció importarles. Una vez que fuera aceptado en el Torneo Regional Red Bull Buenos Aires 2014, no habría vuelta atrás.

A pesar de su éxito, Conectar Igualdad comenzó a reducirse en 2015. En los años siguientes, Argentina enfrentaría devaluacionesmonetarias históricas que afectaron más a las familias vulnerables. Sin embargo, en ese momento, lo que Conectar había comenzado ya era imparable y fue precisamente durante esos años que los traperos de los netbooks irrumpieron en escena.


A partir de 2017, la revolución del trap y la cultura hip hop se extendieron por Argentina. Neo Pistea, Trueno, L-Gante y los de su estilo se convirtieron en emblemas de una expresión cultural completamente nueva, una que de repente se vio amenazada por las crisis económicas y políticas.

Se suponía que Conectar Igualdad terminaría definitivamente en 2018, pero al año siguiente un cambio de administración revivió el proyecto. Desde entonces, el programa de netbooks ha experimentado un renacimiento como parte de un proyecto más grande. “El año pasado lanzamos el Plan Federal Juana Manso”, contó Marés Serra, gerente general de Educ.ar, “y aunque no tenemos fondos suficientes para cubrir todos los grados por ahora, hemos regresado al modelo donde el estudiante es dueño de la computadora”.

A primera vista, el programa parece destinado a lograr objetivos similares a los de la década de 2010, pero ahora la influencia de los traperos de las netbooks en los objetivos del programa toma el centro de la escena. “Queremos animar a los estudiantes a que se conviertan en lo que quieran utilizando esa computadora: un YouTuber, un desarrollador o un artista de ritmos urbanos si ese es su deseo”, dijo Marés Serra.

Un ejemplo de esta influencia es el primer Concurso Nacional de Hip Hop organizado por el Ministerio de Cultura. “Los ritmos urbanos tienen un atractivo masivo entre los jóvenes de todas las clases”, dijo a Rest of World el director nacional de Industrias Culturales, Luis Sanjurjo. “Esta forma de arte tiene una poderosa proyección internacional y ha creado un enorme mercado cultural casi en los últimos años. No podemos dejar que ese potencial se desperdicie”.

Y más aún, cuando se instituyeron las cuarentenas pandémicas, el gobierno dio un paso más en el apoyo al legado de los traperos de las netbooks. Apenas cuatro años después de que desbloquear máquinas fuera oficialmente mal visto, esas mismas autoridades ahora están promocionando públicamente la práctica con flyers online que invitan a los estudiantes a “desbloquear su netbook Conectar Igualdad”.

A medida que una nueva crisis inducida por Covid-19 se cierne sobre el país, muchos jóvenes argentinos se enfrentan una vez más a decisiones difíciles sobre si pueden permitirse o no seguir sus sueños artísticos.

Trueno, que debutará en el teatro más grande de Buenos Aires en septiembre, ha dejado su vieja netbook. “Estoy descubriendo lo que significa ser un verdadero músico”, comentó. “Ahora estoy accediendo a nuevas tecnologías y tratando de aprender las mejores técnicas para mis ritmos y mi arte”. Pero el chico de La Boca no ha olvidado sus raíces: “Creo que una computadora para cualquiera que no tenga suficientes recursos es una herramienta clave para potenciar los estudios, el trabajo, el arte, lo que sea”. Para Trueno, el camino para alcanzar el estrellato es simple: la próxima generación de músicos solo necesita “las herramientas necesarias para construir sus destinos”.

Fuente: Rest of the world