El ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, recibió a familias de la ciudad de Buenos Aires que están en contra de las clases presenciales y no envían a sus hijos en medio de la pandemia de coronavirus. Los padres denunciaron al gobierno porteño ante la Secretaría de Derechos Humanos de las Nación de quitarles las vacantes a sus hijos y de computarles las faltas por no aceptar la presencialidad.

Además, incluyen la falta de conectividad para tener clases presenciales, o que “quienes no asisten a la entrega de los bolsones de comida no acceden a la educación a distancia”.

En el encuentro también estuvo presente el secretario Horacio Pietragalla. Las familiar expresaron su “profundo malestar por sufrir sanciones indebidas o vivenciar situaciones de angustia frente a la decisión de no enviar a sus hijas e hijos a clases presenciales”.

Trotta indicó que “la política tiene que generar tranquilidad a las familias en un momento de tanta angustia”. “He sido y sigo siendo un defensor incansable de la presencialidad en las escuelas, pero con normas sanitarias y epidemiológicas claras que preserven la salud”, aseguró. En ese sentido aclaró: “Somos promotores de la búsqueda del equilibrio entre la presencialidad y la no presencialidad, porque priorizamos la educación”.

El funcionario anunció una nueva reunión del Consejo Federal de Educación para abordar las problemáticas que plantean las familias porque a la educación “se la prioriza con consensos e inversión”. Por su parte, sobre la situación sanitaria que en las últimas semanas, Pietragalla dijo: “Los números son alarmantes, la gravedad de los casos, la cantidad de terapias intensivas ocupadas y el número excesivo de muertes nos preocupa”.

El secretario de Derechos Humanos indicó que ampliaron el canal de denuncias “para recibir también los reclamos de padres, madres, tutores y de trabajadores docentes y no docentes de la comunidad educativa”.

También denunciaron que muchas escuelas “no cuentan con los elementos básicos para garantizar condiciones de higiene”, mientras que los bolsones de comida “llegan en muy mal estado y se entregan tras largas filas”. También manifestaron “no tener canales de comunicación con las autoridades de educación porteñas y no sentirse acompañados”.

“Ampliaron la grieta entre las familias mismas, entre quienes tenemos temor de mandar a nuestras hijas e hijos en este contexto y quienes quieren sostener la concurrencia aún en este contexto. Necesitamos que el Gobierno de la Ciudad nos escuche”, puntualizaron.

Fuente: Radio Mitre