El gobierno porteño abrirá una sala del Hospital Muñiz para atender pacientes con Covid de obras sociales y empresas de medicina prepaga que ya no tienen vacante en el sistema privado para hacer frente a la demanda. Horacio Rodríguez Larreta recibirá esta tarde en su despacho a dueños y gerentes de prestadoras con quienes terminará de coordinar el acuerdo. En un primer momento está previsto que la Ciudad facilite 20 camas de terapia intensiva. Las dudas pasan por quién pondrá los insumos médicos y los recursos humanos, que en las últimas semanas comenzaron a escasear.

Se trata de una de las salas del pabellón Koch del Muñiz, un espacio que pertenece a la Universidad de Buenos Aires, que estuvo muchos años en desuso y fue recuperado el año pasado durante los primeros meses de la pandemia. Aunque el acuerdo todavía no está sellado, ayer hubo visitas del personal del ministerio de Salud porteño para evaluar la locación y comenzaron los preparativos para recibir pacientes. La capacidad de cada sala en ese edificio es de 34 camas, aunque en principio solamente se pondrán en condiciones 20, según aseguraron a El Destapefuentes del GCBA.

Esta medida corrobora el colapso del sistema sanitario metropolitano, que este medio advirtió hace diez días y que el jefe de gobierno Rodríguez Larreta todavía niega. El lunes las autoridades metropolitanas también decidieron interrumpir el servicio de guardia del Hospital Fernández para dedicarle ese ala del edificio a la terapia intensiva para pacientes con coronavirus. Por motivos de infraestructura, el Muñiz todavía tiene capacidad para agregar camas Covid sin desplazar otras funciones. Por eso fue elegido para ampliar la capacidad de atención del sector privado, que ya no tiene de dónde sacar lugar para atender a sus afiliados.

Sin embargo, el problema más grave y difícil de solucionar no es la falta de espacio sino la de profesionales, principalmente, y también de insumos y medicinas. Desde el ministerio de Salud de la ciudad aseguran que el servicio será prestado íntegramente por trabajadores del Muñiz con recursos afectados a esa institución y que luego será facturado a los prestadores. En la industria descreen que el sector público tenga ese margen de acción y están dispuestos a aportar recursos humanos y materiales, aunque para eso habría que saldar debates legales, financieros y sindicales.

En principio, la idea es que estas camas sirvan como un espacio donde los pacientes del sistema privado puedan cursar sus primeras veinticuatro horas de internación para realizar un triage que evalúe sus condiciones y mantenerlos monitoreados y con oxígeno a la espera de conseguir un lugar donde les corresponda por su cobertura. En la práctica, lo más probable es que terminen ocupándose como camas de terapia intensiva regulares, porque el aumento de la demanda dificilmente permita esa rotación, según fuentes médicas.

Hace un año, el entonces ministro de Salud de la Nación Ginés González García había señalado la necesidad de unificar los recursos públicos y privados, previendo la necesidad de hacer frente a situaciones como esta. Calculando (mal) que deberían poner camas para pacientes que no pagan la cuota, las prepagas se plantaron. Finalmente, fue al revés, pero ahora no hay un marco institucional para resolverlo. La noticia llega, además, pocas horas después de que el GCBA admitiera que solicitaron al gobierno nacional 50 respiradores para compensar un faltante por haber cedido una cantidad similar a la medicina privada.

Fuente: El Destape