Los gobernadores radicales Rodolfo Suárez, Gerardo Morales y Gustavo Valdés, y el mandatatio porteño del PRO, Horacio Rodríguez Larreta, no tienen pensado asistir al encuentro con el ministro de Economía, Martín Guzman, donde explicará detalles de la negociación con el FMI. La decisión de no ir fue otra victoria del ala dura de Juntos por el Cambio, que también consiguió rechazar el Presupuesto 2022. La discusión fue a través de llamados cruzados entre los gobernadores y Larreta, con algunos integrantes de la mesa nacional de la alianza. Si bien hubo quien disintió con la idea de no ir, se terminó imponiendo --como pasa en cada ocasión-- la posición más ultra posible. Mientras tanto, continúa la descoordinación parlamentaria: mientras desde el PRO impulsan una rebaja general del IVA, desde la Coalición Cívica los criticaron por "populistas".

El encuentro con los gobernadores fue otra iniciativa del presidente Alberto Fernández que generó una discusión interna dentro de JxC. La anterior había sido el pacto fiscal, que firmaron todos menos Larreta. Es decir que también lo firmaron los gobernadores radicales de Mendoza, Corrientes y Jujuy. Esto llevó a una discusión de ellos tres con la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, en el último encuentro de la mesa nacional. En este caso, si bien algunos mandatarios consideraron que era correcto asistir, el ala dura los volvió a correr hacia las posiciones más rupturistas posibles. Y, en este caso, Larreta no se quedó solo: los tres gobernadores radicales tampoco tienen previsto aportar nada para la solución de la deuda tomada por Mauricio Macri. 

Las conversaciones comenzaron temprano el lunes. El presidente del interbloque, Alfredo Cornejo, habló con el gobernador de Mendoza, Rodolfo Suárez, y él siguió las conversaciones con Gerardo Morales, de Jujuy, y Gustavo Valdés, de Corrientes, a quienes se sumó Larreta, que viene diferenciándose de todas las medidas del gobierno nacional, ya sean fiscales o sanitarias.

En las conversaciones primó la idea de que estaban siendo convocados por el Gobierno a algo que no sabían bien qué era. Y estuvo fresco, en ese punto, el recuerdo de la convocatoria a intendentes del PRO cuando Alberto Fernándezanunció el retroceso del aumento a la coparticipación porteña que había hecho Macri. Es decir: especularon con que iban a ser usados para un anuncio que desconocían. La frase más repetida fue que no iban a ir para una foto.

En ese punto, Larreta y los radicales se agarraron de una declaración que hizo Juntos por el Cambio cuando rechazó un hipotético diálogo postelectoral con el Gobierno: “El Parlamento es el único ámbito adecuado ya que el principio republicano de división de poderes establece que es el Poder Ejecutivo quien tiene que recurrir al Congreso, y no a la inversa. Nuestros gobiernos provinciales y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires tratarán con el gobierno nacional cuestiones de gestión que hacen a las políticas de sus respectivos distritos”. Aparentemente, la deuda con el FMI no es considerada una cuestión de gestión en la que deban intervenir esos distritos. 

Entre las desconfianzas que se pusieron sobre la mesa a la hora de consensuar el faltazo, estaba también la sospecha de que Fernández volverá a recordar el origen del endeudamiento: el préstamo sin prescendentes que tomó Macri en su gobierno, que fue duramente cuestionado por la reciente auditoría realizada por el FMI. 

Por la tarde, emitieron un comunicado en el que señalaron que "los gobernadores de Juntos por el Cambio sostendrán la máxima responsabilidad y colaboración con la posición del país frente a las negociaciones que lleva adelante el Poder Ejecutivo nacional y se expresarán una vez conocido el contenido de dichas negociaciones".  "Sin embargo, así como está planteada la reunión informativa a la que fueron convocados se asemeja a una reunión política más que a una reunión institucional de trabajo", afirmaron como motivo para no ir. Y pidieron que la reunión se haga en el Congreso: "Manifiestan al ministro Guzmán su voluntad de llevar a cabo una reunión específica en dicho ámbito junto a los jefes de los bloques parlamentarios de Juntos por el Cambio, para así interiorizarse de los detalles de las negociaciones, tan pronto como el ministro lo disponga", afirmaron.

Hay un proceso que se viene dando en cada decisión de la alianza opositora en la que termina ganando la posición del ala más dura. Esto generó, en el caso del presupuesto, que después es ventilaran críticas internas a la estrategia, como cuando Elisa Carrió salió a cuestionarlos y plantearon que no aceptan el "cuanto peor, mejor". De hecho, las espadas de Carrió volvieron a cuestionar una iniciativa del PRO --y más específicamente del ala dura de Bullrich-- que no fue consensuada con otros sectores.

Populismo

El ala dura del PRO avanzó con un proyecto para rebajar el IVA del 21 al 18 por ciento sin tener quórum, los votos asegurados ni ninguna otra práctica parlamentaria. Fue un simple anuncio para seguir en la línea de rebajas impositivas que llevaron adelante en la campaña, y en la que coinciden con Javier Milei y José Luis Espert, a quienes la presidenta del PRO imagina como aliados a futuro (de hecho, entre las firmantes aparece Victoria Villaruel). No obstante, la iniciativa le costó la crítica de los diputados de Carrió.

El proyecto se tituló "reducción general del IVA y rebaja proporcional de leyes especiales" y fue difundido por los legisladores del ala dura, empezando por la mano derecha de Bullrich, Gerardo Milmann. La presidenta del PRO festejó la presentación como un gol de media cancha: "Una para la gente! Vamos Equipo, este es el camino! Bajar impuestos para que haya más empleo y más producción y los bolsillos se alivianen con más posibilidades de consumo".

El proyecto no fue recibido con tanta calidez por los socios de la Coalición Cívica. "Sería bueno que algunos colegas de Juntos por el Cambio dejen de hacer demagogia y populismo a la inversa. Seamos serios, entre todos estamos construyendo una alternativa para volver a gobernar la Argentina", advirtió el presidente de la Coalición Cívica, Maximiliano Ferraro.

Y Juan Manuel Lópéz, otro de los diputados muy cercanos a Carrió, también criticó la iniciativa: "Sigamos generando expectativas más grandes de las que podemos cumplir y seremos una frustración más grave de la que ya fuimos".

La falta de coordinación y las internas del interbloque de Juntos por el Cambio siguen siendo expuestas a cielo abierto. 

Fuente: Página/12