Hay dos herramientas en marcha con las que el gobierno nacional intenta un doble objetivo. Por un lado, estimular la generación de empleo en la economía popular y los pequeños productores de la agricultura familiar, y al mismo tiempo garantizar precios justos en dos productos esenciales en la mesa de las familias de menores recursos: pan y leche.

"Hay un problema con los aumentos en los alimentos, necesitamos bajar los costos, y con esto ayudamos a bajarlos en los barrios más pobres”, aseguró Daniel Arroyo, ministro de Desarrollo Social de la Nación, en diálogo con El Destape. Mientras tanto, para recomponer el poder adquisitivo de la Tarjeta Alimentar, habrá un refuerzo en diciembre para 1,7 millones de personas.

Esta semana se lanzó en Lanús el programa de fortalecimiento de Panaderías Populares, que incorpora cien locales que venderán el kilo de pan a 70 pesos. También en Castelar se presentó el primer equipo del país que envasa leche fluida, y que permitirá reducir el precio hasta un 40% en mercados de proximidad.

Las dos iniciativas forman parte de una variedad de herramientas posibles para afrontar desafíos urgentes que se planteó el gobierno: bajar el costo de los alimentos y generar trabajo. Aunque no tendrán, por lo pronto, una participación en el mercado de las grandes cadenas formadoras de precios, intervienen en la vida de los barrios y las pequeñas ciudades y pueblos con el propósito de establecer un acceso directo, sin intermediarios, a alimentos esenciales, con un precio justo, mientras estimula el desarrollo de pequeños productores y comercios de cercanía.

El plan de panaderías populares incluyó, en una primera etapa, unos 100 locales que sostienen trabajadores y trabajadoras de la economía popular, que venderán el kilo de pan a 70 pesos. El objetivo es llegar a 5000 panaderías que funcionan en casas o pequeños locales comerciales de barrios.

En esta iniciativa participan en forma conjunta los programas Renatep (Registro Nacional de Trabajadores de la Economía Popular), que ya tiene más de un millón de inscriptos, y el Potenciar Trabajo, que reconvierte los programas sociales en empleo genuino.

El plan fue propuesto e implementado por la dirección Nacional de Políticas Integradoras, a cargo de Rafael Klejzer, que destacó la necesidad de “potenciar la tarea que realizan los trabajadores de la economía popular y garantizar el acceso de miles de familias a un alimento esencial como el pan a un precio justo y de calidad".

Con un objetivo similar se lanzó en Castelar un sistema de pasteurización de leche en origen para abaratar su precio en un 40% en mercados de proximidad, y garantizar la calidad del producto en las pequeñas cuencas tamberas. Se trata de una ensachetadora, el primer equipo del país que envasa leche fluida, la pasteuriza y la enfría con condiciones óptimas de inocuidad para su comercialización directa.

En una primera etapa se producirán 13 ensachetadoras para 96 familias de productores de Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe, La Pampa, San Luis y Formosa, que producen 1500 litros de leche por día.

Apunta a resolver tres cuestiones centrales para el consumo y producción de leche: generar trabajo y mejorar el ingreso de las familias productoras; bajar el precio de los alimentos; y evitar el consumo de leche cruda. El dispositivo fue presentado por el INTA y la UBA a principios del 2020 como piloto, y está en la última fase de validación técnica.

Desde el ministerio de Agricultura destacaron que si bien el Código Alimentario Argentino prohíbe la venta de leche no pasteurizada para consumo desde 1963, estudios del sector estiman que el 15% del mercado nacional de leche proviene de la informalidad que comprende a los circuitos cortos de producción y consumo de leche fluida sin pasteurizar.

“Esto nos posibilita bajar el costo al achicar la intermediación entre las familias y los productores. Y además de bajar el precio de la leche, a menos de 40 pesos, resuelve algo importante que es el tema de la leche cruda, que es un tema grave porque en muchos barrios se sigue consumiendo así. Y además le mejoramos el ingreso a los pequeños productores”, explicó el ministro Arroyo.

Estas máquinas están destinadas a productores del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE-Rural) y la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), una escuela agrotécnica y municipios de Santa Fe y San Luis, que coordinarán el uso compartido de varios tambos.

El ministro de Agricultura, Luis Basterra, aseguró que "esta tecnología llega a la agricultura familiar, un área que tiene grandes posibilidades si se les brinda los instrumentos para que pueda desplegar su potencial".

Desde la cartera de Basterra informaron que el sistema, diseñado como alternativa para la pequeña escala, fortalece las cadenas cortas de agregado de valor con beneficios para productores y consumidores, mientras que las familias tamberas pueden obtener una rentabilidad mayor que si la venden a la industria.

El investigador del Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar del INTA (IPAF) Región Pampeana del INTA, Sergio Justianovich, trabaja desde hace 9 años en este desarrollo, y aseguró que "esta innovación contribuye a la producción de alimentos sanos dentro de las economías regionales, al tiempo que genera condiciones para descentralizar las producciones y fomenta mercados de proximidad más eficientes desde el punto de vista de la calidad de los alimentos y desde la dimensión energética”.

Fuente: El destape