Cinco días en cinco países, cuatro presidentes, dos primeros ministros, un papa y la chance, aún no confirmada, de un mano a mano con la titular del Fondo Monetario Internacional. Un verdadero tour de force que inicia esta noche el Presidente por el viejo continente con un tema central en la agenda: la deuda externa. El calendario es tirano y la Argentina necesita definir pronto su curso de acción, antes de que los vencimientos de cuotas con el FMI y el Club de París se conviertan en un problema acuciante. Alberto Fernández viaja esperando sumar respaldos con peso específico de cara a la recta final de las negociaciones. Sin embargo, horas antes de abordar el avión de Aerolíneas Argentinas que lo depositará en la tarde dominical de Lisboa dejó una advertencia inequívoca: “Los acreedores deberán esperar hasta que los argentinos recuperen su dignidad”.

La gira tendrá una dinámica de menor a mayor. Mañana mismo tendrá su primera audiencia, con el presidente portugués Marcelo Rebelo de Sousa y el lunes participará, junto a su comitiva, de un almuerzo ofrecido por el primer ministro Antonio Costa. El martes por la mañana, en España, tendrá audiencias pegadas con el rey Felipe, en el palacio de la Zarzuela, antes de almorzar con el presidente de gobierno Pedro Sánchez en la Moncloa. El miércoles lo espera Emmanuel Macron en París, donde también compartirá un encuentro con empresarios. El jueves, en Italia y el Vaticano, última escala del viaje, está lo más jugoso del menú: audiencia privada con el Papa Francisco, comida con el jefe de Estado Sergio Matarella y luego una reunión de trabajo con el primer ministro Mario Draghi, a la sazón expresidente, durante nueve años, del Banco Central Europeo.

La renegociación de la deuda argentina ante organismos internacionales de crédito es el tema que acapara la mayor parte de la agenda. Fernández busca apoyos para destrabar las charlas con el FMI y el Club de París y mientras espera un guiño del norteamericano Joe Biden, Europa es su mejor carta. La gira espeja otra que hizo hace dos semanas Martín Guzmán, preparando el terreno. Después de algunos días en los que el futuro del ministro de Economía quedó entre paréntesis por una disputa al interior del Frente de Todos respecto a la suba de tarifas de energía, el presidente lo respaldó con un lugar relevante en el acto del Consejo Federal contra el Hambre que se realizó ayer por la tarde. El viaje, que tendrá al funcionario como coprotagonista destacado, servirá para cimentar aún más ese apoyo. Guzmán, en tanto, deberá atender razones políticas para ceder unos palmos de su plan.

“Martín hizo un enorme trabajo en materia de ordenar la deuda que hemos heredado, pero todos deben saber que la prioridad son los argentinos. Los acreedores deberán esperar hasta que los argentinos recuperen la dignidad de vivir en una sociedad que los contenga. Ningún acreedor va a ser priorizado a los argentinos”, dijo el Presidente. Además de sentar una posición de cara a las conversaciones bilaterales que lo esperan en las próximas jornadas, esas palabras echan un manto de duda sobre el destino de los más de 4 mil millones de dólares en derechos especiales de giro que la Argentina recibirá del FMI en los próximos meses; mientras que Guzmán planeaba utilizarlos para saldar los próximos vencimientos de deuda, senadores oficialistas impulsan un proyecto de declaración que propone destinar esos fondos a gasto social. Lauda Alberto Fernández.


Quizás ese tema sea materia de consulta en la cita que tendrá el jueves por la mañana con Francisco en la residencia de Santa Marta (por tratarse de un feriado, la fiesta de la Virgen de Fátima, no habrá actividad en el Palacio Apostólico). Las dos deudas, la externa y la social, son parte de la agenda en común entre ambos. En enero de 2020 tuvieron su primer encuentro, en la Biblioteca de la Santa Sede. Días más tarde, el Papa juntó en el Vaticano a la titular del FMI, Kristalina Georgieva, y a Guzmán en un seminario en el que dijo que "no se puede pretender que las deudas contraídas sean pagadas con sacrificios insoportables" y pidió "encontrar modalidades de reducción, dilación o extinción de la deuda, compatibles con el derecho fundamental de los pueblos a la subsistencia y al progreso”. En agosto, cuando acordó con los bonistas privados, Fernández lo llamó para agradecer las gestiones.

Este viernes habrá un nuevo seminario en el Vaticano y de nuevo se verán las caras Georgieva y Guzmán. Es probable que el Presidente también tenga un mano a mano con la ucraniana que encabeza el Fondo Monetario, aunque todavía no está confirmada esa cita. Además se espera la participación remota de la secretaria del Tesoro de los Estados Unidos, Janet Yellen, pieza clave para destrabar la situación argentina. Resulta interesante la advertencia que figura en el texto preliminar utilizado para promocionar el encuentro: “En los próximos tres años probablemente enfrentaremos la ola más grande de reestructuraciones de deuda de la historia. Mientras los países buscan la reducción de la deuda, sus pagos deberían ser suspendidos sin intereses. Este proceso puede ayudar a los países más pobres y también a países de medianos ingresos”.

Fuente: El Destape