La cotidianidad política en nuestro país, nos viene mostrando desde finales del pasado año, una contradicción que se desarrolló en el propio núcleo de Juntos por el Cambio; contradicción que podría definirse de la siguiente manera “consenso y democracia o aislacionismo y muerte de la política”. A que me refiero con tal afirmación? ; Me refiero a las disímiles posturas tomadas por la Unión Cívica Radical y el Pro, en relación a tres acontecimientos esenciales que se desarrollaron, el presupuesto 2022, el consenso fiscal y la reunión con los gobernadores en relación con las negociaciones con el FMI.

Alguien podría decir frente a este planteo que acabo de hacer, que en una alianza política en la cual confluyen partidos políticos con identidades e historias muy diferentes, que es casi natural que se den situaciones en las cuales existan diferentes posturas, frente a acontecimientos de la propia y compleja realidad de nuestro país; Esto sería completamente cierto, pero lo peligroso es cuando esas diferencias, no encuentran la forma de canalizarse y resolverse dentro del armado político y quedan claramente expuestas no solo a sus votantes, sino a la sociedad en su conjunto. Pero además, hay un dato no menor en esto; Juntos por el Cambio lleva casi siete años de existencia – de los cuales cuatro años fueron gobierno- con lo cual uno prevé a esta altura de las circunstancias, que después de este lapso de tiempo, los mecanismos para resolver las diferencias internas ya deberían de funcionar eficientemente. Sin embargo, los últimos días han dejado en clara evidencia, que dichos mecanismos en el caso de existir, no funcionan de la manera correcta.

 

La primera gran diferencia, quedo expuesta en el tratamiento del presupuesto nacional; en dicha oportunidad, quedo evidenciada la postura de la UCR y la del Pro; en tal sentido si bien los radicales terminaron aportando al rechazo del mismo, el presidente del Comité Nacional y gobernador Gerardo Morales, se mostró en desacuerdo con la estrategia. El gobernador mostró reparos públicamente ante el rechazo del presupuesto. “Tengo un pensamiento diferente respecto de cómo pararnos frente a leyes que son tan importantes” . En privado, fue más categórico y sostuvo que con tres gobernadores y cientos de intendentes, la UCR no se puede dar el lujo de hacer este tipo de jugadas, que implican restarles recursos a sus propios gobiernos.

En una postura totalmente diferente el ex presidente Mauricio Macri describió el accionar de su bloque de la siguiente manera: "Nosotros hemos tenido una actitud, como siempre, responsable y democrática". Frente a esto, es oportuno mencionar que el Presupuesto 2018 de preveía una inflación del 15,7 por ciento y fue del 48,8. El de 2019 preveía una inflación del 34,8 y fue del 53,8.

En este tema, el actual Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Lareta, sostuvo que "El Gobierno nacional puede esperar, la oposición dijo basta”. Sus argumentos, fueron idénticos a los de los otros referentes del Pro "Prevé una inflación mucho más baja de lo que se proyecta, todos sabemos que las proyecciones son superiores a eso". Sin entrar en detalles, si podemos señalar que sus contradicciones lo dejan al descubierto. El presupuesto de CABA reconoce que “para el 2022 se espera un crecimiento del Producto Bruto Geográfico del 4%, una inflación en el orden del 33% y un tipo de cambio de $ 131,1 por dólar para fines del próximo año”. Es decir, Larreta envió un proyecto de Ley con las mismas estimaciones del presupuesto nacional, aun pudiendo diferenciarlas, potestad con la que cuenta la Ciudad Autónoma.

Morales, al igual que Macri y Rodríguez Lareta, saben cabalmente que el presupuesto nacional, es una estimación de ingresos, gastos y de variables macro y micro económicas. La diferencia entonces esta, en quien actúa desde la oposición con responsabilidad no solo política y de gestión y quienes pareciesen estar en campaña electoral, buscando diferenciarse a como dé lugar, con el único objetivo de satisfacer a su electorado duro. Lo primero es actuar con responsabilidad democrática, lo segundo es oportunismo político.

La segunda discrepancia, quedo expuesta con la firma del Consenso Fiscal; aquí pudo observarse también una notable diferencia en las posturas asumidas por los dos integrantes mayoritarios de la alianza política opositora. Lo primero que se debe decir al respecto para derrumbar el argumento de la suba de impuestos, es que el Consenso Fiscal 2021 extiende el freno a la baja de alícuotas de Ingresos Brutos, acordada por Mauricio Macri en 2017; en tal sentido el consenso fiscal 2021, garantiza a las provincias no perder su instrumento más importante de política tributaria; en otras palabras le devuelve autonomía impositiva a las provincias, y confiere estabilidad y seguridad jurídica para dar certezas a los inversores, a los fiscos provinciales y a los contribuyentes. La cuestión de la autonomía impositiva a las provincias, es esencial para entender que son ellas, las que tomaran la decisión de crear nuevos impuestos o de aumentar los ya existentes.

Esta introducción entiendo, sirve para comprender un poco mejor, porque las tres provincias gobernadas por la UCR, firmaron el Consenso Fiscal. A la hora de comunicar públicamente su postura los gobernadores sostuvieron que “Las tres provincias firmamos el Consenso Fiscal con un sentido federal, de ordenamiento de los compromisos recíprocos entre la Nación y las Provincias”. Para reafirmar su compromiso electoral señalaron que “ Las tres provincias nos comprometimos ante los argentinos a no aumentar los impuestos".

La postura del Jefe de gobierno fue diametralmente opuesta a la que tomaron los gobernadores de Jujuy, Mendoza y Corrientes. En conferencia de prensa, Larreta explicó que no firmó el documento porque desde la conducción de Juntos por el Cambio no avalan ninguna suba de impuestos ni creación de nuevos tributos. Frente a lo dicho, hay dos cuestiones a subrayar que dejan a Rodríguez Lareta en una clara contradicción; la primera es que el Consenso Fiscal, le da autonomía a las provincias en relación con su decisión de aumentar o crear nuevos tributos, con lo cual él podría haber al igual que los gobernadores radicales, sostener su compromiso electoral. La segunda cuestión que más lo expone, es que en el presupuesto 2022 de la Ciudad, se esperan aumentos del 50% en la tarifa del estacionamiento medido, de un 45% en el valor de los peajes de las autopistas porteñas, y de un 51% a la Verificación Técnica Vehicular; aumentos que se sumarán al ya vigente desde el 1 de diciembre del 30% para los viajes en taxis y que serán la antesala del incremento del pasaje del subte a $45.

 

En síntesis, volvemos a observar en este caso frente a la firma del Consenso Fiscal, hubo quienes actuaron con un compromiso federal y una visión global de país, y quien actuó con un oportunismo político, centrado en una falta de visión federal y un fuerte sentido capitalino de la política.

El último de los acontecimientos, tiene que ver con la reunión con los gobernadores y el ministro de economía, en relación con el acuerdo con el FMI. Al igual que los dos acontecimientos previamente analizados, hubo una clara diferencia en el accionar por parte los gobernadores y el jefe de gobierno. Al respecto, el presidente del Comité Nacional de la UCR y gobernador jujeño expreso públicamente: "Esta deuda que se está renegociando la contrajimos nosotros y lo menos que tenemos que hacer es, si decimos que vamos a construir, es ir y escuchar. El Presidente nos pidió que enviásemos hoy a los vicegobernadores o ministros de Hacienda y es lo que vamos a hacer. Fue nuestro Gobierno el que fue a buscar los recursos al Fondo. Lo menos que podemos hacer es escuchar el informe de Martín Guzmán”.

Muy incomparable fue la postura tomada por el único exponente del Pro que podría haber participado de dicha reunión, me refiero a Rodríguez Larreta, quien sostuvo “No avalo el encuentro porque lo considero una reunión política”. Otra vez más condicionado por los halcones del PRO (Patricia Bullrich y Mauricio Macri) y con un desafío interno fuerte a la hora de aspirar a ser candidato en el 2023, llega a cometer el tamaño error de querer menospreciar la reunión al tildarla de política. Tal fue la dimensión de su error que hasta el denominado círculo rojo, no vio con bueno ojos esta expresión. Tal es así que Antonio Aracre (CEO de Syngenta) manifestó: "Me hizo ruido que la oposición diga que no va a ir a una reunión con los gobernadores porque sería una reunión política. Y entonces no entiendo a qué se dedican, porque la política es básicamente su función, su rol, me descolocó esa frase". En igual sentido, José Urtubey afirmó que “el diálogo entre el Gobierno y la oposición es "una cuestión de Estado".

Al igual que las dos anteriores veces, aparece dentro del principal espacio opositor, una postura sensata, lógica y responsable interpretada por los gobernadores radicales y una postura que encerrada por los conflictos internos de su propio partido, termina recurriendo a una postura que no solo no admite su responsabilidad en lo acontecido, sino que para encubrirse pretende recurrir al menosprecio de la política como herramienta de defensa.

Como mencione al principio, Juntos por el Cambio se halla en una fuerte contradicción interna a resolver: democracia y consenso o aislacionismo y muerte de la política. Los pertenecientes al partido centenario, entienden que democracia y consenso son herramientas centrales e ineludibles en los tiempos que corren; sin embargo, para sus socios internos todo parece indicar que el consenso es claudicación y que de ser necesario, hay que optar por la muerte de la política.

Quizás la respuesta a esta contradicción, la encuentren en este fragmento del discurso que dio Raúl Alfonsín en el homenaje que se le realizo en casa de gobierno en el año 2008 “La misión de los dirigentes y de los líderes es plantear ideas y proyectos, evitando la autorreferencialidad y los personalismos. Orientar y abrir caminos. Generar consensos. Convocar a emprendimientos colectivos. Asumir con responsabilidad la carga de las decisiones. Sigan ideas, no a los hombres, es mi mensaje a los jóvenes. Los hombres pasan, o fracasan, las ideas quedan y se transforman en antorchas de la política democrática”,


Fuente: Àmbito