Tras concretarse el golpe de Estado, los bolivianos opositores a Evo Morales, salieron a las calles a festejar la toma del poder de la ultraderecha comandada por Carlos Mesa y Luis Fernando Camacho.

Antes de que Evo terminara su declaración de renuncia a la presidencia, luego de haber sido amenazado por el ejército, comenzaron a sonar bocinas de automóviles en La Paz y otras ciudades, y la gente salió a las calles para celebrar, agitando banderas bolivianas y encendiendo fuegos artificiales.

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