El presidente de la Corte Suprema, Carlos Rosenkrantz, declaró como testigo ante la jueza María Servini y dijo que las 59 llamadas que intercambió con el operador judicial macrista Fabián Rodríguez Simón estaban relacionadas con motivos "personales" y con que mantenían una "amistad" desde hacía 40 años. Sin embargo, también reconoció que fue  Pepín quien, en el contexto de esos contactos, le preguntó si le interesaba integrar el máximo tribunal ya que Mauricio Macri estaba considerando su nombre. Incluso, Rosenkrantz sostuvo que sabía que su "amigo" era un "asesor" presidencial en cuestiones judiciales, aunque no era ese su cargo formal, sino el de director de YPF e integrante del Parlasur, donde ahora enfrenta un proceso de posible expulsión. El  juez supremo dio su testimonio en la causa en la que se investigan amenazas y extorsiones a los accionistas del Grupo Indalo, Cristóbal López y Fabián De Sousa, para presionarlos y desapoderarlos de sus medios de comunicación. Es el caso por el que Rodríguez Simón huyó a Uruguay para evitar rendir cuentas en Comodoro Py y ahora, con pedido de captura internacional, enfrenta un posible proceso de extradición, aún no resuelto por la Justicia del país vecino. 

Rosenkrantz presentó su declaración por escrito --una facultad que tiene debido a su cargo-- con respuestas escuetas en las que niega haber hablado con Rodríguez Simón sobre la situación del Grupo Indalo (al que pertenecen C5N y Radio 10, entre otros medios). Pero a la vez reconoce los contactos con Pepín, que es alguien que tenía un papel central en la "mesa judicial" del macrismo. También admite tener amistad, en este caso desde hace 20 años, con Mario Quintana, ex vicejefe de gabinete de Macri, otro de los imputados junto con el expresidente en la causa a cargo de Servini. Dijo que le dio asesoramiento judicial personal y en relación con sus empresas (una de ellas, Farmacity). El presidente de la Corte dijo que a Macri lo conoce desde 2011 pero no son amigos y que a José Torello, ex jefe de asesores, lo conoce desde hace 25 años pero tampoco es un vínculo cercano sino de "reuniones sociales". 

En la presentación ante la jueza, Rosenkrantz relata que conoció a Pepín en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires entre fines de los años 70 y principios de los 80. Cuenta que con su actual pareja siguen manteniendo relación con la ex pareja de él, que conocen a sus hijos desde pequeños y compartieron "tiempo juntos en muy diversas circunstancias y oportunidades", donde los temas centrales eran sus "lecturas", "las cuestiones personales y familiares". También aclara que la amistad "perdura" aunque "hace tiempo que no tenemos contacto". Lo tuvieron, según las llamadas que analiza la jueza Servini, durante el gobierno de Macri, donde no sólo aparecen las 59 comunicaciones directas entre los números de celular personales de ambos sino también hay 38 llamados de Rodríguez Simón con Gabriel Bouzat, que era socio del supremo en el estudio jurídico. El juez dijo que no tiene registro de con quién y cuándo habló, pero aclaró que son "verosímiles" los contactos telefónicos que se le atribuyen en el estudio que hizo la Dirección de Asistencia Judicial en Delitos Complejos y Crimen Organizado (DAJuDeCO).

Algunos datos y hechos hacen suponer que la descripción de una relación exclusivamente de índole personal entre Rosenkrantz y Rodríguez Simón sería insuficiente. Por empezar, hasta Macri dijo públicamente que Pepín fue el ideólogo de la designación en la Corte del ahora titular de la Corte Suprema, junto con la de Horacio Rosatti, por decreto, aunque al final pasaron por el Senado. Un sugestivo episodio, que no aparece mencionado por el supremo, pinta algo más del vínculo: en octubre 2018  Pepín fue por tercera vez a ver a Gustavo Arribas a la Agencia Federal de Inteligencia y en esta ocasión parecía tener una preocupación específica. Alguien lo había filmado en un bar tomando un café con Rosenkrantz y querían evitar la filtración del video. En el expediente sobre espionaje ilegal macrista consta que un día después el jefe de operaciones Alan Ruíz mandó la filmación al grupo de espías “Súper Mario Bros”. Debían encontrar el bar e identificar al interlocutor, pero sobre todo buscaban al autor del video. “Es pedido del 1”, les advirtió, en alusión al entonces Presidente, y les mostró que ese mismo día Rodríguez Simón estaba en la tapa de la revista Noticias. Concluyeron, tras deducciones desopilantes, que el bar se llama Farinelli y que el hombre detrás de una gorra era Rosenkrantz. No parecían reunidos para hablar de lecturas y de la familia. 

Otro punto en común, tampoco presente en el testimonio, es que tanto Rosenkrantz como Rodriguez Simón compartieron estrategia en la representación del Grupo Clarín frente a la discusión por la validez de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Pepín incluso publicó un libro sobre el tema cuando estaba por salir el fallo de la Corte, que al final (contra su apuesta) convalidó la constitucionalidad de la norma. El estudio Ronseknrantz-Bouzat estuvo en las memorables audiencias públicas ante el tribunal. 

En un tramo de su escrito Rosenkrantz afirma que sabía que Rodríguez Simón era un "asesor del gobierno en temas jurídicos". Una foto de marzo de 2019 muestra al supremo bien cerca de la "mesa judicial" casi en pleno en el casamiento de la hija del operador. La fiesta era en una estancia en San Antonio de Areco y la imagen --revelada por esta cronista-- desató un tembladeral en la Corte.

Ronsenkrantz asegura que no habló nada con su amigo respecto del Grupo Indalo. Como informó este diario, un día después de de su jura en la Corte, el Centro de Información Judicial (que depende del tribunal) informó: "La Corte frenó el avance del concurso preventivo iniciado ante un juez de Chubut por Cristóbal López respecto de su empresa Oil Combustibles". El supremo recién llegado no firmó esa decisión pero sí lo hizo en 2017 con la anulación del concurso. Cuando la AFIP interpuso el recurso extraordinario, Pepín activó llamados, entre otros con Rosenkrantz, con Alberto Abad, con el entonces ministro Germán Garavano (con quien se detectaron 120 contactos) y con José Torello (con quien tuvo 22). En julio, la Corte pidió el expediente, también llamados con Pepín mediante. Para 2018 estaba allanado el camino para la quiebra, revertida este año. 

Los aprietes de Pepín

Una de las claves de la investigación de Servini es el análisis de restricciones y exigencias impositivas diferenciadas que se impusieron al Grupo Indalo con el objetivo de presionarlos ya fuera para que atacaran al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y/o para quitarles sus empresas. Rodriguez Simón fue señalado como presunto protagonista de los aprietes. El entrecruzamiento de llamados, que abarcó desde enero de 2016 hasta fin de agosto de 2019, derivó en su citación a indagatoria en marzo último. Pero nunca se presentó y pidió refugio político en Uruguay con el argumento de que se considera un perseguido político. La Comisión de Refugiados de Uruguay dictaminó por el rechazo del pedido pero la última palabra y la decisión sobre la extradición la tiene la jueza Adriana Chamsarian, y está pendiente. En el Parlasur Rodríguez Simón pidió prórroga para hacer su descargo en el proceso de expulsión y le fue concedida hasta el 20 de septiembre. 

Rosenkrantz, como testigo, está obligado a decir la verdad. Hay que ver cómo analiza Servini su relato. Mientras esto sucede, la Corte Suprema está en plena pulseada por la sucesión en su presidencia, la que este supremo conquistó en pleno macrismo. 

Fuente: Página/12