Gerardo Morales respira aliviado cuando ingresa a las oficinas del primer piso de la sede del comité nacional de la UCR, ubicada en la calle Alsina, a metros del Congreso. “No estuvo fácil. Veníamos mal”, suelta, con una sonrisa socarrona, rodeado de Ángel Rozas y Juan Pablo Tunessi, entre otros correligionarios. Recién consagrado como nuevo jefe del radicalismo, el gobernador de Jujuy se muestra satisfecho con el acuerdo de unidad que selló con el sector que lidera Martín Lousteau, su principal retador interno.

Con el traje de presidente de la UCR, el sucesor de Alfredo Cornejo quiere que el radicalismo deje de ser “furgón de cola” de Pro y dispute el liderazgo de JxC. Su intención es que la coalición se reconfigure y se convierta en una fuerza de centro para volver a ser una alternativa de gobierno en 2023. El nuevo jefe del radicalismo dice que JxC debe tener mayor amplitud para sumar a sectores del peronismo, como al gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, pero le cierra la puerta a los libertarios. “La incorporación de Javier Milei es un límite. No se puede mezclar todo”, avisa. Un mensaje a Mauricio Macri y Patricia Bullrich, quienes abogan por acelerar una alianza con Milei y José Luis Espert.

Tras la derrota política del oficialismo en el tratamiento del presupuesto en Diputados, Morales dice que la UCR tendrá una “actitud responsable” y que discutirá en JxC cómo pararse frente al Gobierno, sobre todo ante un eventual acuerdo con el FMI. “Lamento mucho lo del presupuesto. Era un proyecto malo y estaba desactualizado. Además, lo cambiaron permanentemente”, señala. Y remarca que el oficialismo “no abre el juego y no ayuda” al diálogo con la oposición. “Si el Gobierno nos convoca a los gobernadores, voy a estar. Si convoca a la política, tengo que llevar el planteo a JxC. Esa es una resolución que tenemos todos. Lo del FMI hay que hablarlo”, comenta.

Después de una semana cargada de cruces y reproches, Morales y Lousteau lograron acercar posiciones. No solo el senador nacional integró a su tropa a la nueva mesa de conducción del centenario partido. También abrió una vía de negociación con Morales para que los doce diputados de Evolución Radical, la fuerza que responde al economista, regresen al bloque de la UCR. Envalentonado con su nueva función, el jujeño aspira a cerrar a mediados de marzo la reunificación de la bancada. Dice que trabajará desde la semana que viene para explorar una solución y darle mayor visibilidad a los legisladores que triunfaron en sus distritos en las legislativas y que podrían pelear por intendencias y gobernaciones en 2023, como reclama Lousteau. Mario Negri seguirá al frente de la bancada radical, pero Morales no descarta proponer para la presidencia del interbloque a otro dirigente, como Rodrigo de Loredo, aliado de Lousteau. Eso sí: aclara que los dos sectores deberán ceder en algo. “Acordamos la integración y hacer esfuerzos para unificar los bloques. Hay planteos que compartimos y otros que no. Habrá que repensar”, dice. Según Morales, varios de los diputados que se fueron están incómodos con la situación. “Hay que hablar y corregir cosas”, apunta.

El gobernador de Jujuy y el senador nacional lograron aplacar las tensiones en la previa de la cumbre del plenario de delegados de la UCR. Pese a que perduran las secuelas de la feroz disputa por los cargos en el Congreso, Morales se entusiasma con las chances del radicalismo de disputarle el liderazgo de Juntos por el Cambio a Pro. Repasa los triunfos en Santa Fe, en Santa Cruza y La Pampa, y se imagina con que un candidato a gobernador de la UCR gane la provincia de Córdoba en 2023. Dice que la fuerza debe ser “inteligente”: “El radicalismo está parado de otra manera. Y esto es un dato hacia adentro de JxC. Hay una lógica disputa pacífica de roles. Hasta acá el Pro venía como dueño de la coalición. No lo digo de mala fe”, aclara durante una charla con LA NACION, Clarín e Infobae.

Morales remarca que Macri, con quien desayunará hoy, y Bullrich, titular de Pro, “nunca se han entrometido” en la interna de la UCR. En cambio, reitera que planea conversar con el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, aliado de Lousteau en la Ciudad, a quien acusó de haber intentado “debilitar” al radicalismo. “Quiero que establezcamos reglas de respeto hacia las fuerzas políticas. Horacio es un buen gobernante, pero hay que fijar esas reglas”, repite.

El titular de la UCR insiste que la pelea por la presidencia con el alcalde es desigual por los recursos de la Ciudad. “Me encanta venir a Buenos Aires, pero acá sobre la plata, muchachos. Nos cuesta un Perú hacer un cordón cuneta y acá pavimentan la calle dos veces al año”, plantea. El jujeño quiere que JxC abandone la mirada porteñocentrista a la hora de discutir un programa económico para mostrarse como alternativa para 2023. “No creemos que el plan se agote en discutir monetarismo ortodoxo o las diez manzanas de la city porteña”, subraya.

Morales, que propone seducir a peronistas que “no se sienten representados con el Gobierno”, se fastidia que lo ataquen por su vínculo con Sergio Massa: “Él expresaba ese peronismo que se opone al kirchnerismo en 2015. De hecho, hubo acuerdos. Pero Sergio se hizo kirchnerista. Y si no lo hizo, está atrapado en la lógica del Frente de Todos”, sostiene. Y agrega: “Somos amigos, pero no pensamos igual”.

Fuente: La Naciòn