"El me contó que iba a pasar esto", aseguró Santiago, amigo y vecino del barrio "de toda la vida", de Alejandro Maldonado, el secuestrador de Caseros, que este martes por la mañana fue abatido por la Policía luego de mantener de rehén durante más de 11 horas, a José Alejandro Cáceres (47), quien también resultó muerto. 

Es que la semana pasada cuando Santiago compartió una cerveza con Maldonado en el buffet del Club Villa María Irene, donde trabajaba, este le confió que "estaba armado para defenderse de los extraterrestres", porque "lo iban a venir a buscar", y "él no iba a dejar que se lo lleven". Es por eso, que había preparado un arsenal de armas, una escopeta Itaka y un arma 9 milímetros, entre otras municiones, para "estar preparado para el ataque". "El compraba 100 balas cada quince días porque tenía la certeza que los ovnis lo iban a matar", aseguró su amigo.

Incluso en esa oportunidad, Santiago, quien es un adicto recuperado, le ofreció ayuda: "Yo le decía que tenía que dejar la falopa porque estaba re paranoico, pero él no me hacía caso".

Santiago lo conocía a Alejandro desde que iban a la escuela. Cuando "eran pibes", salían todos los sábados, contó. "Eramos una barra bastante violenta", recordó Santiago. Sin embargo, pese al paso de los años, siempre mantuvieron el contacto por el barrio en común que los había visto crecer. 

Sus amigos y conocidos de la zona lo habían apodado "el Cieguito", porque a su hermano más grande le decían "Ciego", relató Santiago, debido a su avanzada miopía. En esa línea, Santiago enfatizó que pese a que Alejandro era querido, "siempre había tenido un perfil violento", como consecuencia de su adicción a las drogas. Incluso en el último tiempo tuvo varios problemas con algunos vecinos, relató el entrevistado.

En los últimos años estaba "muy mal". "Consumía 4 mil pesos de cocaína todos los días", puntualizó Santiago. Tal es así, que el consumo arremetió contra todos los aspectos de su vida. Es que aunque Maldonado era uno de los mejores electricistas de la zona, "no lo llamaba nadie porque empezaba un trabajo y no lo terminaba", destacó su amigo. Asimismo, también mantenía una "relación muy tóxica de celos", con su segunda pareja y madre de sus hijos. Por tal razón, Maldonado pasaba gran parte de sus días en el Club Villa María Irene, donde "manejaba todo". Además, "a dos cuadras del club y cinco de su casa está el transa", quien lo abastecía de droga. 

En cada encuentro, los extraterrestres eran una preocupación para Maldonado, un delirio que se acrecentaba a pasos agigantados cada vez que consumía. "Decía que los extraterretres nos tenían vigilados, que lo seguían que tenían conexión con la Interpol y con la CIA y que lo estaban siguiendo", afirmó Santiago. En ese sentido, contó que era común que durante las visitas a su casa, "subía a la terraza de la casa, observaba el cielo y buscaba luces que sostenía que eran los extraterrestres". 

Además, expresó: "Hubo muchas de esas situaciones que estaba comiendo con amigos en la casa y los echaba porque terminaban a las trompadas". Al respecto, Santiago expresó que aunque no conocía "demasiado" al rehén, identificado como José Alejandro Cáceres (47), sabía que entre ellos eran "amigos" también del barrio, ya que José vivía a la vuelta de su casa. "Se juntaban varios días en la semana, hablaban de los ovnis, apagaban las luces y se quedaban en silencio", comentó.

Sin embargo, asumió que aún no logra salir de la conmoción por el trágico desenlace, ya que "nunca pensó que esto podía terminar así".

Fuente:Cronica