Una investigación internacional confirmó lo que desde hace tiempo denunció la fiscala Gabriela Boquin en el expediente del concurso de acreedores del Correo Argentino: una sociedad off shore vinculada a Franco Macri adquirió a través del Meinl Bank de Austria la deuda más grande que tenía el Correo Argentino y por ese pacto la empresa del Grupo Macri obtuvo y presentó incluso ahora una mayoría de avales entre los acreedores privados en su intento para evitar la quiebra. Como queda a la vista, se trata de un banco que actuaría como testaferro del grupo empresario de la familia Macri, que también fue denunciado por usar otras conformidades truchas ligadas al propio Correo. Boquin denunció ya en 2016 la manipulación de las mayorías e hizo una advertencia específica sobre la aparición del Meinl Bank, que hoy en la antesala de una resolución de la jueza Marta Cirulli sobre el futuro de la empresa postal, tiene un papel central. Ahora habrá que ver si la magistrada tiene en cuenta todas estas maniobras al momento de resolver. 

Boquin planteó sus primeras sospechas sobre el Meinl Bank tiempo después del acuerdo de junio de 2016 entre el Correo y el Estado, en ese momento representado por el gobierno del propio Mauricio Macri, para licuarle la deuda a la empresa en un 98,87 por ciento. 

La entidad austríaca había prestado ya entonces su conformidad pese a que aparecía claramente perjudicada "por el carácter irrisorio de la propuesta" --advertía Boquin-- siendo el acreedor privado más grande. El banco en cuestión había recibido la cesión de créditos que correspondían originalmente al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y a la Corporación Financiera Internacional (CFI). 

Al día de hoy, el expediente concursal, que ya lleva 20 años record de trámite mientras el Correo Argentino sigue sin pagar su deuda millonaria cercana a los 6.000 millones de pesos, está en la recta final. Tras la declaración de salvataje, ningún oferente sostuvo su propuesta para el rescate de la compañía, y ésta ofertó el pago de 1.000 millones cash. Esto fue rechazado por el Estado, el Banco Nación y la AFIP, entre otros.

Entre el Estado Nacional y el Meinl Bank concentran casi el 70 por ciento de todo el pasivo. Del 30 por ciento restante un 20 por ciento no dio conformidad, y el 10 por ciento restante son acreedores considerados truchos porque son cesiones todas vinculadas a estudios de abogados y directores del propio Correo. El Estado, además, constituye una categoría aparte, cuyo aval es indispensable. Aun así, el Correo se juega ahora a evitar la quiebra con la conformidad del Meinl Bank, como mayor acreedor, un banco denunciado por corrupción y lavado y como reveló la periodista Emilia Delfino el Banco Central Europeo le quitó la licencia en 2019. 

A partir de documentos analizados por la Organized Crime and Corruption Reporting Proyect (OCCRP) y una publicación de la revista austríaca Profil, el diario La Nación publicó ayer que una auditoría austríaca que llevó adelante la consultora PriceWaterhouseCoopers (PwC) sobre el Meinl Bank, que detectó una operación secreta entre una sociedad que tenía como beneficiario a Franco Macri y el banco en cuestión. Incluso PwC habría dicho que podia tratarse de maniobras de lavado. La firma que, todo indica, habría hecho el acuerdo con el Meinl Bank se llama Mervet Establishment y estaba ligada a franco según los documentos bancarios. Mervet se constituyó en el principado de Lichtestein, cuentan los periodistas Hugo Alconada Mon e Iván Ruiz, y el 7 de septiembre de 2005 firmó un acuerdo con el banco para que éste adquiriera las demandas de varios acreedores del Correo a modo de "fideicomiso para Mervet". Los trámites de Mervet como cliente serían irregulares también y es impreciso quien actuaba en su nombre ante el Meinl. 

CFI cedió su acreencia contra le Correo Argentino por 57,9 millones de dólares al Meinl Bank que actuaba como gestor de Mervet, según la investigación. Eso fue el 4 de noviembre de 2005. El 18 de julio de 2006, el banco hizo lo mismo pero con los créditos del BID, por 62,7 millones de dólares. Con la conformidad del Meinl los Macri aducen que alcanzaron el 78 por ciento del capital computable. 

Un dato adicional, no menor: cuando la Inspección General de Justicia (IGJ) declaró irregulares los balances del Correo correspondientes al año 2018, una de las anomalías que señaló es que la empresa había declarado como monto de la deuda con el Anglo Australian Bank (ex Meinl Bank) una cifra desactualizada, que tenía en cuenta el tipo de cambio vigente al 31de diciembre de 2013 y daba un total de 765.348.560 pesos. Por ese y otros artilugios el Correo mostraba un balance positivo que según el organismo era irreal. 

Fuente: Pagina/12