Barrio de Palermo apenas cae la noche. Llueve. La reunión es en la oficina de su representante. Alex resulta un poco más bajo de lo que proyecta la televisión. Mucho más amable, también. “No me gusta dar entrevistas. Me aburre. Bah, no sé, porque no doy”.

-¿Sos una persona común?

-Sí, yo creo que sí.

-Sos excéntrico.

-Sí, pero soy copado.

-Tu hermana dice que estás un poco loco.

-No. Loco está el que está con el chaleco de fuerza. Ese está loco de verdad. Los que están así… Esos están sacados.

-O sea que un chaleco de fuerza te separa de la locura.

-Claro, el chaleco, chavalote.

Unos días antes de esta entrevista, Alexander Caniggia -nacido en Buenos Aires en 1993-, renunció al Cantando 2020. Una pelea con Oscar Mediavilla -Óscar, dirá él-, lo llevó a retirarse del concurso. “¿Para qué voy a ir a un lugar donde alguien me dice que me va a poner un cero sin importar cómo cante?”, pregunta.

No lo toleró y renunció. El día de la sentencia sin embargo su compañera, Melina De Piano, tuvo que ir a recibir el veredicto. Antes de quedar descalificada rompió en llanto por la oportunidad laboral que se le escapaba. Después, declaró: “Para los que siguen buscando que hable mal de Alex Caniggia, eso jamás va a pasar. Ayer me conmovió su renuncia y él lo sabía, pero también evaluó no irse solo por mi trabajo”. Al final, a pesar de haber pasado por el teléfono en ausencia, Alex fue descalificado. (El resultado de ese sobre que nunca mostraron, revela Alex, fue una contundente victoria suya por más del 80%).

-¿Qué sentiste cuando viste a tu compañera llorando en el programa el día de la sentencia?

-Y bueno, es feo eso. Yo los llamé a ellos y les diie igual. Voy a renunciar les dije a ella y a mi coach. Me entendieron. O sea… el hombre, el “villa” este, me dice que me va a poner un cero, por bronca, envidia, no sé... Yo voy, canto bien, la rompo como siempre, ¿y me ponés un cero…? No. No voy a permitirlo.

Alex Caniggia dice y ríe, todo el tiempo, como si cubriera cualquier declaración de ambiguedad. No sé si es un juego maestro o un reflejo un Joker de su personalidad. La vida parece tomárse a la broma, sí. Lo que dice en cambio parece decirlo todo en serio.

Debajo del ojo derecho tiene tatuado un 18. Le gustó el número. En una de sus manos: “el emperador”. Ahí cerca, las iniciales de sus hermanos, las iniciales de su madre, las iniciales de su padre.

-Sé que hay algunas cosas de las que no te gusta hablar. ¿Es porque son temas que te duelen?

-¿Cuáles?

-Por ejemplo...

-Ya sé lo que vas a preguntar Harryngui…

-No sé qué de todo.

-Ya sé qué me vas a preguntar…

-¿Qué?

-Algo de mi familia, ¿no? O de mi viejo.

-Podría ser.

-Podría ser.

-Tu viejo se comprometió.

-Sí.

-Al parecer se va a casar.

-Supuestamente.

-¿Eso qué te genera?

-La verdad que no me genera nada. Como dicen los españoles: me la suda. Onda, me da lo mismo, sí. Que haga lo que quiera.

-Una vez contaste en un programa en Italia…

-Sí.

-Lo contaste en Italiano.

-Sí, es verdad.

-Que en una experiencia tu viejo te dejó en un auto encerrado…

-Sí, eso es verdad.

-Para estar con una prostituta.

-Sí, es verdad.

-¿Cómo fue? ¿Vos qué edad tenías?

-Qué sé yo… Diez creo.

-¿Cómo fue?

-Como lo conté en el programa italiano…

-Pero estaba en italiano, no se entendía.

-Bueno, fue que, nada, fui a un lugar y me dijo: bueno ahora tengo que ir a un lugar acá, tengo que ver a alguien, no sé qué, y yo dijo ah bueno, qué sé yo. Y entramos y era un puticlub.

-¿Y vos te quedaste en el auto?

-Y yo me quedé en el auto, obvio. Diez años. Yo decía: qué raro, ¿esto qué es? Y… un puticlub.

-¿Estabas solo?

-¿Estaba solo? Sí, estaba solo.

-Y tu viejo fue, hizo lo que quiso hacer, y volvió.

-Sí, no sé cuántos minutos. Yo no entendía nada. Imaginate, diez años. Qué mierda vas a entender qué es un puticlub, ¿no? Bueno, entendés algo pero…

-¿Y fue solo una vez o varias veces?

-No, fue esa vez.

-No estás en una buena relación con tu padre hoy, ¿no?

-No, no hablo hace un montón. Como un año creo, o por ahí.

-¿Porque no te llama?

-No, no. Nada. Él no me llama, y yo no lo llamo. Cero relación.

-¿Y eso te pone mal?

-No, no me pone mal. No, no.

-¿No?

-No. Yo hago mi vida. Él hace su vida.

Fuente: Infobae