Se quedaron todos enmudecidos y sin poder creerlo. Fabián Doman fue protagonista de un relato estremecedor sobre lo que está pasando en nuestro país. El protagonista fue nada más y nada menos que el reconocido actor Diego Peretti, quien rompió el silencio en “Intratables”, el ciclo que se emite por América TV. ”Hace tiempo que no voy a hacer una nota a un canal y estoy acostumbrado a un mayor murmullo, a más ruido, caminatas, gritos, más urgencia”, afirmó.

“Esto parece un domingo a las tres de la mañana en un canal de noticias. Pero, bueno, tiene que ver con lo que estamos pasando. Es una época en la que si uno no está muy bien de la cabeza puede sufrir más de la cuenta. Hay que abstraerse un poco. Tuve diferentes etapas. En un principio, como consecuencia de la tragedia que se estaba viviendo, no me parecía tan mal parar un tiempo y estar conmigo mismo, replantearme un montón de cosas que en el vértigo de la cotidianeidad es difícil de hacer por falta de tiempo”, sostuvo.

“Después, me comencé a preocupar un poco más; no por el avance del virus en el mundo, sino que empecé a tomar más conciencia de lo peligroso que puede ser que se enferme alguien muy querido, de la familia; algo que por suerte no me pasó. Cuando empecé a estar más preocupado por la gente que me rodea, comencé a sentir un poquito de decepción con respecto a cómo veníamos manejando la pandemia al principio y a cómo se fue desencadenando todo. Hoy estoy en un momento en el que siento que me tengo que cerrar un poco de nuevo porque está medio salvaje el tema”, sostuvo Peretti delante de Fabián Doman.

“Entre la desolación que marcan los parámetros epidemiológicos y las noticias, que si no son de política son de enfermedad, siempre hay tensiones desubicadas que no tendrían que estar. La distancia entre lo que se discute y la necesidad de la gente se va ensanchando cada vez más. Sé que es subjetivo, porque si la sociedad viera lo que veo yo, estaría desesperada. Y lo que noto es que la gente está cansada, incluso de manifestarse, porque está esperando volver a cierta normalidad. Y esa normalidad que hoy demanda la sociedad, es una normalidad más básica, de existencia diaria, de pasar el mes, el siguiente, y ver cuándo se levanta el velo y me vacunan para así poder volar con alas propias y tener un poco más de previsibilidad. Y, aunque nunca fueron claras las normas, se espera que al menos se vuelva a la normalidad desprolija de antes, pero no a esta desprolijidad un poco apocalíptica”, señaló.

“Hay un silencio en la sociedad, que no es solo de guardarse, es de desconcierto, de un miedo muy expectante. Es una enfermedad muy contagiosa y democrática: no hace distinción ni de mayoría ni de minorías, ni de bienes materiales, ni de pobreza, ni de desarrollo, ni de subdesarrollo… Va, contagia y mata gente inexplicablemente. Aparecen nuevas cepas en poco tiempo, las vacunas tienen una seguridad marcada por la urgencia… Una serie de cosas ante las que la gente dice: ‘No salgo’. Si no encontramos salida, yo prefiero que me digan que no la hay. Pero el problema no es que no haya salida, podemos estar perdidos, es la falta de resignación, de arrojo, de valentía, de coraje, de ideas, de crecimiento, de actividad que hay en el Gobierno y en la oposición”, sentenció.

Fuente: Intransigente