En el marco de la flexibilización laboral que la derecha pide a gritos y que Larreta sugiere, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires impulsa las pasantías no pagas para las y los pibes de 5to año. En el caso del Comercial 5 de Balvanera, el ministerio de educación impuso que dichas prácticas, se llevarán a cabo en Rappi, en los llamados “turbos”, que son una especie de minimercados, sin atención directa al público, dónde te entregan el pedido a través de una ventanilla.

Esta empresa apareció, como tantas otras plataformas, ante miles de trabajadores, como un recurso para viabilizar la ya conocida “changa”. En la ciudad más rica del país, Acuña y Larreta avanzan con un programa precarizador de las condiciones ya paupérrimas de las y los jóvenes de nuestras escuelas. Plantean claramente la mercantilización de la educación impulsando proyectos educativos a medida de las empresas como Rappi, Mercado Libre y otras, imponiendo ningún pago como salario y siendo, de hecho, la mano de obra barata más barata posible.

Obligan a las y los estudiantes a trabajar en tareas que nada tienen que ver con prácticas ligadas a lo que estudian, son obligatorias para todas y todos, sin la más mínima consulta con las familias y la comunidad educativa.

Las y los estudiantes de la escuela pública son los jóvenes que vienen de familias golpeadas por el ajuste que lleva adelante el gobierno Nacional del FDT para cumplir con los pagos al FMI en acuerdo con la oposición de la derecha de Cambiemos. Mientras tanto, no se destina un peso para las escuelas y, de esta manera, poder resolver los problemas de infraestructura, para mejorar las viandas y que alcancen para todas y todos, ni tampoco para comedores de calidad.

La pobreza de las familias de la escuela pública supera el 40% y en los niños y niñas, trepa al 60%, viven de trabajos precarios con el que no llegan a cubrir una canasta básica, mientras las empresas a las que las y los estudiantes deben destinar horas, vienen acumulando ganancias extraordinarias, ensanchando aún más la brecha entre los grandes capitales que se la llevan en pala y los que sobreviven con sueldos de miseria.

La flexibilización del trabajo y su mayor incertidumbre laboral, sumado a la facilidad de entrada a este tipo de empleos, se promueve con edulcoradas ideas sobre la mayor autonomía, la libertad y el ser tu propio jefe (emprendedurismo), mientras en realidad, sos el esclavo de otro. Hablan de “cultura del trabajo” que acompañan los lemas de las plataformas tales como, “sé tu propio jefe” o “elegí tus propios horarios” y solo promueven altísimos niveles de “autoexplotación” dentro de limitados márgenes debido al control y exigencias que imponen las empresas.

De esta manera, eluden las responsabilidades y los costos que se corresponden con cualquier empleado en relación de dependencia (cobertura previsional, ART, licencias, equipos de trabajo, etc).

Acuña y Larreta presentan de manera auspiciosa estas prácticas, pero la realidad es la que cuentan las y los estudiantes. No hay nada planificado ni pensado seriamente, ni se contemplan la realidad de ellos.

Muchos de los estudiantes del Comercial 5, como de tantas otras escuelas, salen a trabajar para estas mismas aplicaciones o empresas como Mostaza y McDonald, por ejemplo, para sostener sus estudios y ayudar a sus familias. Empleos esclavos con sueldos miserables. Tres de cada diez jóvenes están desocupados, más del 70% sufre precarización extrema, el promedio salarial para los menores de 24 años no llega a los 25 mil pesos y si están informales mucho menos.

Esta precarización de las condiciones laborales son lo que les ofrecen a nuestros estudiantes como un inicio de reforma laboral. El acuerdo de pago al FMI, con el cual estuvieron de acuerdo tanto el gobierno Nacional como el gobierno de la Ciudad, más temprano que tarde, va a exigir la reforma laboral. Las Actividades de Aproximación (ACAP), son la puerta de entrada a un ataque de conjunto a la clase trabajadora.

No hay que olvidar que estas empresas fueron responsables de por lo menos, dos muertes evitables durante la pandemia.

La comunidad educativa tiene que enfrentar este ataque a la educación, en este caso puntual tenemos que frenar las pasantías en Rappi, pero además tenemos que debatir en los colegios qué relación queremos entre la educación que construimos y el mundo del trabajo. Esta discusión debe atravesar a la comunidad educativa, no puede el gobierno de Larreta imponernos dónde van a ir nuestros alumnas y alumnos de forma arbitraria. Incluso, la campaña que, en numerosas universidades del país, se viene dando alrededor de reducir la jornada laboral, sin rebaja salarial y ganando de mínimo, la canasta básica, es muy auspiciosa, todo lo contrario a lo que se viene queriendo instalar con las Prácticas Laborales.

Fuente: En orsai