Estados Unidos intenta procesar lo que sucedió este miércoles en el Congreso, cuando una horda de fanáticos trumpistas irrumpió para evitar la confirmación de Joseph Biden como próximo presidente. Como primera reacción política, los líderes demócratas en la Cámara de Representantes y en el Senado pidieron la destitución de Donald Trump, a quien le quedan menos de dos semanas de mandato. En un corto video, el magnate reconoció que habrá una nueva administración. Hubo duras críticas a la Policía del Capitolio, a quien se cuestiona por la terrible falla de seguridad durante la sesión de conteo de votos.

Para la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, Trump tiene que ser removido de su cargo “por incitar a la sedición” el miércoles. “Aunque queden 13 días solamente, cualquier día puede ser una película de terror para Estados Unidos”, sostuvo en una conferencia de prensa. A ella se sumó el líder de la bancada demócrata en el Senado, Charles Schumer. Ambos le pidieron al vicepresidente, Mike Pence, que aplique “inmediatamente” la Enmienda 25 de la Constitución.

Según esa norma, un presidente puede ser removido cuando no está en condiciones de ejercer su cargo. Le corresponde al vicepresidente tomar esa decisión, apoyado por la mayoría del gabinete. Por eso, tanto los líderes demócratas como otros legisladores del partido en la Cámara baja ya instaron a Pence a ampararse bajo la Enmienda 25. Aunque algunos medios estadounidenses reportaron que hubo conversaciones entre funcionarios para aplicar esta medida después del asalto al Congreso, no se conoció ningún plan concreto para hacerlo.

“Si el vicepresidente y el gabinete no actúan, el Congreso se podría preparar para avanzar con un juicio político. Ese es el abrumador sentimiento de mi bloque”, dijo Pelosi. Durante el día, se conoció que un grupo de congresistas demócratas del ala más progresista ya empezaron a trabajar en ese pedido. “Los artículos para pedir el juicio político ya están en un borrador y están listos para ser presentados”, afirmó la representante Alexandria Ocasio-Cortez como advertencia en el caso de que no se aplique la Enmienda 25.

Trump ya enfrentó un juicio político el año pasado, pero el Senado de mayoría republicana lo absolvió. Esta vez, su partido tampoco parece acompañar el pedido de remoción del cargo basado en esa enmienda. “No creo que sea adecuado en este momento. Espero una transición pacífica del poder”, rechazó el senador Lindsey Graham, uno de los republicanos más influyentes en la Cámara alta y uno de los principales aliados de Trump durante su mandato. “Si algo más pasa, todas las opciones van a estar sobre la mesa”, agregó.

Graham fue uno de los senadores que durante la madrugada del jueves aceptaron los resultados del Colegio Electoral a favor de Biden. Reunidas después de la interrupción por el asalto, las dos cámaras del Congreso estadounidense volvieron a sesionar y poco después de las 4 horas (6 en Argentina) validaron los electores de los 50 estados y del Distrito de Columbia. De esa forma, Biden quedó confirmado como presidente electo y asumirá el próximo 20 de enero junto a la vicepresidenta Kamala Harris.

Ya ratificado, Biden anunció quiénes serán sus candidatos para encabezar los departamentos de Comercio y Justicia. Los nombres tienen que ser aprobados por el Senado, pero con la nueva composición de la cámara, el presidente electo confía en poder avanzar con su agenda.

Aislado políticamente

Tras conocerse el resultado de la sesión, Trump emitió un comunicado en el que prometió una “transición pacífica”. “Aunque estoy en total desacuerdo con el resultado de la elección y los hechos están de mi lado, habrá una transición ordenada el 20 de enero”, dijo. Lo difundió a través de la cuenta de Twitter de uno de sus funcionarios, porque la suya estaba bloqueada.

También está suspendida su actividad en Facebook y lo estará de forma indefinida, por lo menos por las próximas dos semanas, según anunció la red social. “Creemos que los riesgos de permitirle al presidente Trump continuar con el uso de nuestro servicio durante este período es enorme, así que estamos extendiendo el bloqueo que existe en sus cuentas de Facebook e Instagram”, anunció Mark Zuckerberg en un comunicado.

Las decisiones de Twitter y de las redes sociales de Zuckerberg causaron un debate en torno a la capacidad que tienen estas plataformas para censurar a un presidente. “A mí no se me escapa que el día en el que las empresas de redes sociales deciden que en realidad pueden hacer algo para controlar el comportamiento destructivo de Trump es el mismo día en el que se enteraron de que los demócratas van a encabezar todas las comisiones legislativas que tienen que controlarlas”, cuestionó la ex directora de Comunicaciones de la Casa Blanca de Barack Obama, Jennifer Palmieri.

Trump fue el principal blanco de las críticas de este jueves, pero no apareció en público. Hasta Fox News, uno de los medios que más apoyó al presidente durante su mandato, sostuvo que el magnate estaba aislado políticamente y que sus aliados le habían retirado el apoyo. Recién por la noche, cuando recuperó la posibilidad de publicar en Twitter, difundió un video.

El tono de Trump, quien no nombró a Biden pero finalmente reconoció que habrá una nueva administración, fue distinto al que normalmente tiene. Criticó a quienes atacaron el Congreso, a pesar de que el miércoles les había dicho que los amaba, e insistió en querer una transición ordenada.

Desde el Gobierno, la única voz oficial durante el día había sido la de la secretaria de Prensa, Kayleigh McEnany, quien habló durante apenas dos minutos. “Los que ayer asaltaron violentamente nuestro capitolio son lo opuesto de todo lo que defiende esta administración”, dijo por la tarde “en nombre de toda la Casa Blanca”.

McEnany sostuvo que “ahora es tiempo de que Estados Unidos se una, se junte y rechace la violencia”, antes de retirarse rápidamente sin responder preguntas de los periodistas acreditados.

La Administración Trump sufrió este jueves las primeras bajas después del caos en el Capitolio. Renunció uno de los asesores de seguridad de la Casa Blanca, la subsecretaria de Prensa y la jefa de Personal de la primera dama. La secretaria de Transporte, Elaine Chao, esposa del líder del bloque republicano en el Senado, abandonará el gabinete a partir del próximo lunes.

Desde el Congreso, Pelosi anunció también la renuncia del encargado de seguridad de la Cámara de Representantes y reclamó que el jefe de la Policía del Capitolio, Steven Sund, hiciera lo mismo después de las fallas en el operativo del miércoles. Según la Associated Press, renunciará en los próximos días.

Sund también se defendió en un comunicado y dijo que la Policía del Capitolio tenía “un plan robusto establecido” para encarar las manifestaciones. Las imágenes que se conocieron del miércoles muestran, en algunos casos, a unos efectivos desbordados por los miles de fanáticos de Trump. En otros, a policías casi inmóviles ante la horda.

“Nadie puede decirme que si se hubiese tratado de un grupo de manifestantes de Black Lives Matter (Las vidas negras importan, en inglés), lo habrían tratado de una forma muy distinta que a la turba que se metió en el Capitolio”, sostuvo Biden a través de Twitter. “Todos sabemos que es cierto y es inaceptable”, agregó.

Sund reconoció que, durante el operativo, un efectivo de la Policía del Capitolio disparó contra una mujer. Identificada como Ashli Babbitt, veterana de la Fuerza Aérea estadounidense, falleció en el hospital. Fue una de las cuatro personas que murieron en el marco de la insurrección.

Para la derecha estadounidense, una de las teorías conspirativas es la de que hubo infiltrados de “Antifa” y “extremistas de izquierda” en los desmanes del miércoles. No solo no hay ninguna prueba, sino que entre las primeras identidades que se conocen de quienes invadieron el Capitolio aparecen solo extremistas pro Trump.

Fuente: Pagina 12