Lydia y Lawrence Rodríguez, eran padres de 4 niños, y consideraban que su cuerpo era lo suficientemente fuerte como para combatir el coronavirus sin necesidad de la inocularse. Murieron con pocos días de diferencia, pero antes le solicitaron a sus familiares que "por favor" vacunen a sus hijos.

Este es uno de los tantos testimonios que se repiten en Estados Unidos, país donde los movimientos antivacunas se hicieron fuerte en la pandemia. Lydia y Lawrence Rodríguez, oriundos de Texas, estuvieron casados durante 21 años y tenían 4 hijos.

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La pareja, fuertemente influenciados por la religión, creyeron que no era necesario recibir el suero contra el coronavirus, pero después de un campamento de una semana en la iglesia, ella y otros miembros de su familia tuvieron síntomas y las pruebas de coronavirus dieron positivo.

En este contexto, decidieron no contarle a nadie por lo que estaban pasando hasta que el cuadro de Lawrence se agravó y tuvo que ser internado el 12 de julio, después de que empezara a sentir falta de aire.

A los pocos días, le sucedió lo mismo a la mujer de 42 años, quien solicitó vacunarse pero el médico que la trataba le dijo que no era posible en ese momento ya que la iban a tener que intubar.

Antes de entrar en coma, Lydia realizó lo que se conoce como 'la última llamada' y le pidió a su hermana que le hiciera una promesa: “Por favor, asegúrate de que mis hijos se vacunen”. Ella murió el lunes, dos semanas después de que su marido, Lawrence Rodríguez, de 49 años.

“Lydia nunca ha creído realmente en las vacunas. Ella creía que podía manejar todo por sí misma, que realmente no se necesitaba la medicina”, comentó Jones, enfermera y familiar de la pareja.

Fuente: Minuto 1