Cuando Abby Chava Stein se declaró transgénero, causó conmoción en la comunidad jasídica ultraortoxa. Descendientes directos de Baal Shem Tov, fundador del judaísmo jasídico, sus padres la consideraban su hijo primogénito y un futuro rabino, pero ella insistía con firmeza en que era una niña.

“Mi papá es rabino y tener un hijo fue algo muy importante para él. Siempre me decía que después de haber tenido cinco hijas prácticamente había renunciado a tener un niño”, explicó la joven a la BBC. Y añadió: “Me sentí mal por él durante toda mi infancia. Era un sentimiento de: ‘Lo siento mucho, pero no puedo darte lo que quieres'”.

*IMPACTANTE HISTORIA* De rabino ultraortodoxo a mujer trans

La infancia de una mujer transgénero en una comunidad jasídica ultraortodoxa

“Cuando tenía 4 años sentía una ira intensa hacia mis partes privadas. No las sentía como parte de mí. Era un sentimiento muy fuerte que todavía hoy no puedo explicar”, contó. Además, explicó que la comunidad jasídica realmente vive aislada del resto del mundo.

A los nueve años le escribió a Dios una plegaria que repetía cada noche: “Divino creador, ahora me voy a dormir y me veo como un niño. Te lo ruego, cuando me despierte en la mañana quiero ser una niña…”.

A los 16 años, se involucró en el misticismo judío y allí encontró “un texto religioso que justificaba mi existencia”: un estudio del siglo XVI de almas humanas llamado La puerta de la reencarnación. Y leyó: “A veces, un hombre se reencarna en el cuerpo de una mujer, y una mujer habitará en un cuerpo masculino“. Entonces, entendió que “no estaba loca”.

“Aunque yo sabía que en verdad era una mujer, tenía un matrimonio pactado, como todo el mundo en la comunidad jasídica. Naces, comes, respiras, te casas a los 18“, contó Stein. Y añadió: “Fraidy y yo nos conocimos durante 15 o 20 minutos, y después ya estábamos comprometidos”.

Si bien su relación era buena, la joven dijo que “cuando Fraidy se quedó embarazada, lo pasé muy mal. Era como si todo estuviera colapsando sobre mí y golpeándome”. Entonces, buscó información en Internet: “Le pedí prestada su tablet a un amigo y me escondí en el baño de un centro comercial en el que había wifi pública”.

Su proceso para ser ella misma

“Mi primera búsqueda fue si un niño podía convertirse en una niña… en hebreo. Por aquel entonces no hablaba inglés y en la primera o segunda página de resultados apareció una página sobre personas transgénero“, contó. Y agregó que unas semanas más tarde, dejó de ser religiosa.

La primera persona en la comunidad a la que le habló sobre ello fue su esposa. “Durante un año tratamos de salvar nuestro matrimonio, pero su familia la obligó a dejarme. Se la llevaron, literalmente”, relató. Entonces, volvió a la casa de sus padres: “Cuando le dije a mi padre que era ateo, él me respondió: ‘No importa lo que suceda, tú siempre serás mi hijo’“.

Pero cuando se dio cuenta que no iba a poder vivir con su hijo, dejó la comunidad jasídica ultraortoxa. “De repente, estaba en un mundo en que había opciones ilimitadas de comida y ropa. El idioma fue el primer gran obstáculo que superar porque cuando creces en Nueva York, la gente espera que hables inglés”, recordó.

El 11 de noviembre de 2015 decidió contarle a su papá sobre su género, luego de haber comenzado una terapia hormonal. “A mi padre le costó como una hora incluso entender lo que le estaba diciendo, y fue gracias a ciertos textos religiosos que yo le mostré”, explicó. Sin embargo, le dijo que nunca más volvería a dirigirle la palabra. “Ese momento me dolió mucho”, confesó Stein.

Sin embargo, la joven ya tenía amigos por la universidad y comunidades judías y queer. “Así que no perdí a ningún amigo y mi vida no se derrumbó por la ruptura con mi familia“, aseguró. Además, Stein hace una breve aparición en la serie Poco ortodoxa de Netflix.

Sobre su presente expresó: “La vida es mejor de lo que habría podido imaginar. Antes siempre tenía depresión, pero desde que soy transgénero, no ha habido un día en que me haya despertado sintiendo que no tenía una razón para hacerlo”.

“Ser nosotros mismos, tanto trans como LGBTQ, es algo que hace que la vida merezca celebrarse, no solo vivirse. Es hermoso. Fui la primera persona en la comunidad jasídica en declararme transgénero, pero desde entonces ha habido varias personas, y obviamente me culpan de ello. Sin duda, creo que merezco algo de crédito por ello. La comunidad jasídica nunca volverá a ser la misma“, culminó Stein en diálogo con la BBC.

Fuente: Radio Mitre