*ALARMANTE* El nuevo plan Cóndor de EEUU está en marcha

Semanas atrás el senador republicano Tom Cotton, figura prominente en el comité de Fuerzas Armadas del Capitolio en Washington tuvo una larga intervención en la cual expresó la idea de que los altos oficiales militares han adoptado un nuevo rol en América Latina al ser garantes del orden constitucional frente a los reclamos de las sociedades. El legislador de Arkansas mencionó los casos recientes de Ecuador y de Chile, cuyos altos mandos militares, al igual que en el caso mexicano, tienen predilección por la educación del Pentágono.

Según Cotton, así como en la década del 70 los militares eran los interruptores naturales de la legalidad en la región, ahora, en este siglo XXI, se han convertido en los reaseguros de la misma. El caso de Bolivia estaría demostrando lo contrario. El fin de semana el presidente Evo Morales tuvo que renunciar porque, según el mismo declaró, recibió una amenaza del Ejército de su país que lo llevó a dejar el cargo para preservar la paz social.

La situación boliviana está más cerca de lo que escribió el periodista Max Fisher en The New York Times la semana pasada. El editorial titulado "Un juego muy peligroso: en América Latina los líderes cuestionados se apoyan en generales", analiza los riesgos de la centralidad que están adquiriendo los militares en las democracias de la región. Una advertencia que por estas horas adquiere una dimensión de realidad absoluta.

Este giro de Washington en favor de fortalecer los militares en Latinoamérica se vio primero y claro en el respaldo total al ex capitán del Ejército Jair Bolsonaro para que asuma junto a un grupo de generales la conducción de Brasil y quedó transparentado este lunes en el respaldo público que hizo el propio Trump a los militares que empujaron la renuncia de Evo Morales.

El panorama se torna por lo tanto más que preocupante. Crisis social ascendente, poca creencia en las instituciones, el sistema político objetado y el poder Judicial desprestigiado. Todo ese caldo de caldo de cultivo con EEUU desempolvando los viejos manuales de intervención en una región que la Casa Blanca (sin importar quien la ocupe), vuelve a considerar su patio trasero.

Fuente:LPO