Luego del apoyo público del presidente Alberto Fernández y de una foto de fin de año en José C. Paz, en los hechos quedó definido que Máximo Kirchner asumirá la presidencia del PJ Bonaerense. Se concretará entre febrero y marzo por lo que quedan unas semanas para calmar a los enojados por alguna desprolijidad que puede haber tenido el anuncio. Aunque aclaraban que no era parte de ningún acuerdo, cerca de Máximo adelantaban que pondrá al peronismo en línea con el deseo de los intendentes de habilitar las re-reelecciones en los municipios, posibilidad hoy vetada por una ley de 2016. Su intención como jefe de la estructura provincial más importante del peronismo será darle un rol más preponderante a la militancia y, en especial, a los dirigentes del interior bonaerense, donde entiende que el PJ tiene mucho espacio para avanzar.

En el entorno del jefe del bloque de diputados del Frente de Todos respondían que no comprendían el enojo que, supuestamente, tienen algunos intendentes por el desembarco de Máximo dado que la idea no surgió de él sino de los propios jefes comunales. Es cierto, el promotor fue el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, y Alberto Fernández enseguida aceptó porque la pareció una buena manera de equilibrar los tantos: en los mismos días que él asumirá como titular del PJ Nacional, el jefe de La Cámpora lo hará en la Provincia. Entonces encomendó a los ministros del Interior, Wado de Pedro, y de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, convencer de la propuesta. Tal vez la comunicación habría demandado alguna formalidad, un “mimo” hacia los principales perjudicados, que resultaron los intendentes de Merlo, Gustavo Menéndez, y de Esteban Echeverría, Fernando Gray, quienes ocupan la presidencia y vice del PJ Bonaerense. Por un acuerdo interno, se alternan un año cada uno. Este año le tocaba a Gray, quien hoy aparece como el mayor opositor a la llegada de Máximo a la jefatura del PJ.

Gray contrapone desde razones políticas hasta de procedimiento para justificar el rechazo. “Soy peronista y kirchnerista, pero no pueden venir a tomar por asalto el partido”, comentaron que dijo sobre la llegada de Máximo. En cuanto a lo formal, que hoy el PJ Bonaerense es un partido regularizado con 49 consejeros que también deberían presentar su renuncia para que asuma una nueva conducción. En la Casa Rosada descartan todo eso y dicen que con un acuerdo político, que lo hay, todas las formalidades se resuelven en cinco minutos. 

En lo referente a lo político, en el entorno de Máximo descartan que se lo muestre como alguien externo que se viene a hacer cargo del partido. Desde la derrota de 2015, Máximo viene tejiendo con paciencia en el entramado del peronismo bonaerense con recorridas en el distrito y diálogo frecuente con intendentes y legisladores. Como comentó en los últimos días el propio jefe del bloque macrista, Cristian Ritondo, por la oficina de Máximo en el Congreso circulan a diario los referentes de la Provincia. Por las características naturales de cada uno, se hizo una división de hecho en la labor bonaerense: el gobernador Axel Kicillof más ocupado de los asuntos de la gestión y Máximo dedicado al armado político. Así las cosas, su llegada a la jefatura partidaria sería un paso casi natural. 

Luego de que Alberto Fernández expresara su entusiasmo con la idea, de a uno, los principales intendentes y referentes bonaerenses se fueron plegando. Por ejemplo, el de Hurlingham, Juan Zabaleta, muy cercano al Presidente. "Máximo, a quien yo quiero mucho, es un hombre preparado, un gran dirigente, con capacidad de diálogo. Tiene todas las virtudes para ocupar un cargo de esa naturaleza", declaró. Menéndez, el titular del PJ, posó sonriente para la foto del asado de “unidad” en José C. Paz. 

Cerca de Máximo aseguraban que era una locura que se lo exhibiera enfrentado a los intendentes. “No hay un plan de reemplazo de los intendentes por La Cámpora, eso no existe. Nosotros trabajamos con ellos en casi todos los municipios y nos llevamos muy bien”, comentaban. Respecto a las re-reelecciones, respondían que el kirchnerismo siempre estuvo en contra de su prohibición.  “Fue una ley votada entre María Eugenia Vidal y, en ese momento, Sergio Massa. Nosotros votamos en contra y seguimos estando en contra”, advertían. Para derogar la prohibición, haría falta un acuerdo con la oposición en la Legislatura. Pero el PJ podría presentar un recurso judicial para que se interpretara que como la ley es de 2016 los intendentes llevan un solo mandato con el nuevo sistema por lo que todavía les queda una reelección más. Es una posibilidad que se discute, lo que ocurre que los intendentes no quieren que estos temas tomen estado público porque saben que las preocupaciones de la gente están en la pandemia y la crisis económica. El humor no está para debates de corte electoral. 

Tratándose de Máximo Kirchner, es lógico que se piense en una conducción en la que la militancia tenga mayor participación. Su otra idea es sumar fuertemente a la estructura partidaria al peronismo del interior provincial, donde creen que tienen muchas posibilidades de crecer y sumar municipios. Es un sector que se alejó desde el conflicto con el campo pero que ahora -principalmente lo referido a pequeños productores y chacareros- el gobierno nacional y bonaerense siempre tiene en cuenta al momento de decidir una medida. “Queremos un partido activo y en el centro de las políticas oficiales, más conectado con la militancia y con el interior”, concluían. 

Fuente: El Destape