Bignone fue el último presidente de facto de nuestro país y a quien le tocó llamar a elecciones democráticas en 1983 tras la guerra de Malvinas.

El genocida fue condenado por delitos de lesa humanidad, por las causas del Plan Cóndor y Automotores Orletti (uno de los 340 centros clandestinos del país) y varias causas por delitos de lesa humanidad, en todas ellas recibió entre 15 años de prisión y perpetua.