Enzo, de 17 años, es un joven del barrio rosarino de Villa Urquiza, estudiante secundario y militante de la agrupación social LIO (luchadores independientes organizados). Al ver que dos efectivos del Comando Radioeléctrico requisaba a amigos suyos en el barrio, se acercó y les dijo a los policías que eran vecinos del barrio y que no estaban haciendo nada malo. Primero, los efectivos le dijeron “que se las tomara, que él no tenía nada que hacer ahí”[1], a lo que Enzo respondió que tenía derecho a quedarse porque estaba en la vía pública. Después lo tiraron contra el patrullero y le pidieron el DNI, a lo que el joven dijo que no tenía por qué llevar el DNI encima, que no había ninguna ley que lo obligue. La respuesta de los policías fue “zurdo de mierda te vamos a enseñar tus derechos en la comisaría” y llevárselo detenido.

En la comisaría 14 el joven fue sometido a una salvaje golpiza disciplinatoria por parte de los efectivos que lo habían detenido; uno lo sostenía y otro lo golpeaba mientras el resto de los efectivos de turno iban pasando por la habitación para burlarse de él. “’Me desnudaron, me amenazaron con violarme, me rompieron los lentes a golpes, me arrancaron y robaron la cadenita de oro y las pulseras. Y todo el tiempo me repetían que eso me pasaba por zurdo, por comunista y que por eso iba a terminar como Santiago Maldonado. Si mi papá no llegaba a la comisaría me mataban’”[2] relató Enzo.

Martín, el padre de Enzo, llegó a la comisaría avisado por los otros dos jóvenes. Según su declaración, desde la puerta de la comisaría se escuchaban los gritos de su hijo pidiendo que paren de golpearlo. Al preguntar por qué estaba detenido su hijo, le dijeron con toda naturalidad que “por zurdo y porque no quiere a la Policía” (ídem). Como si fuera poco, pasaron varias horas más hasta que lo dejaron llevarse a su hijo. De la comisaría 14 lo trasladaron esposado y sin explicación alguna a la 32, donde se elaboró un acta en la que la que se acusó a Enzo de “desacato a la autoridad” e hicieron que un médico policial le haga una revisación médica trucha según la cual sólo tenía “un raspón en el pómulo”. Tras casi 5 horas de detención, Enzo fue liberado y tuvo que ser atendido en un sanatorio por las lesiones sufridas.

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Los hechos fueron denunciados en el Centro de Denuncia Territorio (CTD), en donde se le realizó una revisación médica (que constató lesiones en el cuello, la cabeza y hematomas en la cara, algo más que “un raspón”). Este organismo hizo público un comunicado diciendo que se habría iniciado una investigación para identificar a los efectivos que detuvieron y atacaron a Enzo, pero hasta el momento no se conoce sanción alguna ni los nombres de los responsables.

La detención y golpiza sufrida por Enzo no es un caso aislado: es uno de los tantos casos de represión y persecución a la juventud que se viven todos los días en los barrios populares de la Argentina. Se trata de una política de disciplinamiento a los sectores populares y especialmente a la juventud aplicada por el Estado capitalista  (y todos sus gobiernos) a través del conjunto de sus fuerzas represivas (gendarmería, policía federal, provinciales y municipales) para mantener con la cabeza gacha a los sectores que más sufren la precarización, la pobreza y todas las formas de marginación a las que son sometidos por el propio Estado.

Pero esta política de persecución y hostigamiento constante ha sido especialmente reforzada por el gobierno de Macri, que viene ensayando un salto cualitativo en materia represiva. Es el gobierno que negó los 30000, que desapareció y asesinó a Santiago Maldonado, fusiló a Rafael Nahuel y no dudó ni una vez en reprimir salvajemente la protesta social, como en el 14 y el 18 de diciembre, constituyéndose como el gobierno más represivo desde el final de la última dictadura[3]. Es que, para lograr aplicar el ajuste brutal del FMI, la burguesía argentina (y el macrismo como su más fiel representante político) necesita imponer una derrota categórica a la clase obrera y a los sectores populares, terminar con cualquier atisbo de resistencia y llevar el nivel de explotación capitalista a niveles como no se ven hace décadas en el país. Es un gobierno que se no quiere ver a ni un trabajador o joven organizado en la calle; por eso ataca antes que a nadie a los luchadores, como a Santiago Maldonado, a “los zurdos” que tienen el tupé de tener bien en claro cuáles son sus derechos y salir a defenderlos de los ataques del gobierno.

Fuente: Izquierdaweb