El papa Francisco llegó el miércoles a Panamá para hablar ante una congregación de jóvenes cristianos pero, claro, lo hizo también mientras Venezuela sufre una gran crisis institucional y está a punto de caer en un golpe de Estado. Y esto último fue lo que obligó a un joven a desafiar todo tipo de riesgos para dar un claro mensaje al mundo: hay que estar atentos a lo que pasa con Nicolás Maduro.

Salió entre la gente, se asomó al Papa-móvil y desplegó una bandera de la República Bolivariana de Venezuela. Fue el mismo día en que gran parte del mundo se enteraba de la autoproclamación Juan Guaidó como presidente interino de los venezolanos y cuando la derecha de los distintos países le daban el visto bueno.

¿Lo que todos vieron como un posible atentado acaso fue un mensaje para que Francisco no mire hacia un costado y se pronuncie a favor de la democracia en tierras gobernadas por el chavismo?