A dos horas del inicio del encuentro, Gimnasia arribó a La Bombonera con el afán de arruinarle la fiesta a Boca. Como suele ocurrir en estos casos, todas las cámaras apuntaron a Diego Maradona, quien ingresó con una celosa custodia y sin realizar declaraciones a la prensa.

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El retorno del "10" a La Ribera se genera en un contexto especial, debido a que sus dirigidos tienen la necesidad de sumar de a tres para engrosar su promedio, mientras que el Xeneize tiene la obligación de ganar para esperar un guiño desde Tucumán y dar la vuelta olímpica. 

En pleno arribo, cientos de hinchas de Boca se acercaron al micro para golpearle la ventanilla y enviarle un saludo desde la distancia. Mientras tanto, la dirigencia organizó un recibimiento con un reconocimiento del que no formarán parte Jorge Amor Ameal ni Juan Román Riquelme.

Fuente: Depo