En la jugada no pasaba nada. PSG entretenía la pelota con toquecitos intrascendentes. Todo, en la puerta del área de Lens, que ya perdía 2-0 en el Parque de los Príncipes por los goles de Vitinha y Kylian Mbappé. De repente, un pase vertical y entre líneas encontró a Lionel Messi con la marca de Adrien Thomasson. Parecía que el francés se comía al argentino con la marca. Pero La Pulga encendió el turbo, continuó con la pelota y buscó a su compadre en el ataque parisino, Kylian Mbappé. Ya había aroma de gol.

El delantero estrella de la selección francesa tenía una décima de segundo para decidir. Y, una vez más, hizo lo correcto. Supuso que su compañero sudamericano seguiría con su carrera y atacaría el espacio, por el costado del área, donde no había oposición. El problema era que el francés estaba marcado. No tenía demasiada autonomía para pensar y ejecutar. Debía hacer todo en un movimiento; todo de taco. Y eso hizo: taqueó el balón como si fuera una bola de billar. Le salió una asistencia basquetbolística para Messi. Como un alley-oop, pero por tierra. La última puntada fue del rosarino, que recibió y ejecutó: zurdazo al palo más lejano del arquero Brice Samba. La obra de arte estaba terminada. Golazo.

Fue el gol número 15 de Messi en 26 partidos de Ligue 1 con PSG esta temporada. Además, el capitán de la selección argentina tiene 14 asistencias. En total, suma una valoración positiva de +29 (más de un punto por encuentro), A juzgar por las estadísticas, nadie puede decir que la segunda temporada del astro rosarino es peor que la primera. O que no cumplió con las expectativas. Es cierto, el equipo se armó hasta los dientes para ganar la Champions League y fracasó en el intento tanto en 2022 como en 2023. Será su karma.

Messi, cuyos números individuales siguen siendo estratosféricos más allá del juego colectivo de su equipo, mantiene su futuro en el aire. A las posibilidades de Arabia Saudita (Al-Hilal), la MLS (Inter Miami) y Barcelona se le suma una postergada negociación con su actual club. Claro que los silbidos de algunos hinchas en la capital francesa no ayudan para que el argentino se sienta a gusto en la Ciudad Luz y acepte la opción de un año más que figura en su contrato, firmado en agosto de 2021. A esta altura, el argentino puede quedar libre el 30 de junio. Y decidir dónde seguirá jugando al fútbol sin un solo euro de por medio.

Hasta mediados de año, la única competencia que le queda al PSG es la Ligue 1. Puede que a los simpatizantes del equipo les suene a poco premio, pero en los últimos días el presidente del equipo, el qatarí Nasser Al-Khelaifi, se encargó de decirles que el título era una obligación y que tenían que levantar el nivel. Los resultados lo dicen todo: antes del partido de este sábado en el Parque de los Príncipes, PSG no había ganado en sus últimas 10 presentaciones: seis derrotas y cuatro empates. El título en el torneo doméstico, además, es fundamental porque garantiza la clasificación a la fase de grupos de la Champions League 23-24. No estar en el principal torneo de clubes de Europa es un lujo que PSG no puede darse.

Mientras, Messi sigue haciendo de las suyas. Ajeno a lo que negocia su padre con quienes pretenden tenerlo la próxima temporada, mantiene la sonrisa cuando sale a la cancha. Un chico en un cuerpo de un hombre de 35 años, la Pulga no trabaja de futbolista: se divierte cuando juega a la pelota. Y festeja cada uno de sus goles (y golazos) como si fuera el último. O el primero de su extensa carrera profesional.

¡GOLAZO DE BOSELLI PARA EL TRIUNFO DEL PINCHA ANTE EL XENEIZE! | Boca 0-1 Estudiantes | RESUMEN