Otra vez un triunfo para maquillar un rendimiento que venía de aplazo. Salvio salvador, Villa punzante, Javi García casi héroe, y media hora final de una reacción casi inesperada pero visible, como un cuadro gigante que tapa las manchas de humedad, el moho de un equipo inconsistente, en la pared más grande del living...

Fueron cinco minutos, lo que dura un espejismo o un sueño que se evapora en la realidad. Boca fue una furia hasta el gol, porque encontró un hueco por la izquierda ante un Central Córdoba regalado, generó dos chances, metió una. En adelante fue el Boca de siempre. El que tiene jugadores para tener la pelota y no la tiene casi nunca; el que no marca en el medio y los rivales le manejan el balón y le explotan los espacios a los centrales que quedan regalados. Javi García parece el Loco Gatti en la era Menotti, que con la de Dios hacía milagros para evitar goleadas. Battaglia dice que está todo bien, Riquelme entra pateando puertas en le vestuario para hablar con los jugadores, el problema futbolístico que viene de lejos es que este Boca es un equipo mal armado, desequilibrado y sin plan. Cuando ganaba la Copa Argentina por los penales, o cuando le ganó más o menos bien a Estudiantes y rezando a River los desastres estructurales quedaron disimulados, pero cuando la crisis llegó a los resultados el rey quedó desnudo y en la Panamericana a las 4 de la mañana.

Battaglia confunde jugar bien y atacar con poner jugadores de buen pie (y cuánto más, mejor), pero los rivales saben que tapando a Pol Fernández el equipo se queda sin pase, y en esa zona no hay quién corra un rival ni que retroceda con algún tipo de orden. Ya le pasó con Arsenal, con Godoy Cruz, y lo mismo con Central Córdoba, que sabe presionar en bloque y sale rápido para dos delanteros que saben qué hacer con los espacios a favor. Boca aprovechó los problemas del local con la línea de tres (el colombiano explotó su banda ante la falta de una marca fija) y ahí el Xeneize se puso en ventaja por Salvio, pero cuando Rondina armó una línea de cuatro más lógica, Boca se quedó sin ideas.

Central Córdoba generó cinco, seis situaciones, dos penales (el de Rojo es mancha, diga lo que diga el reino del VAR), mientras Boca se hacía cada vez más chiquito, el equipo cada vez más largo y estirado. El Pulpo no fue solución, Romero juega cinco minutos y desaparece media hora, a Pipa no le llegaba una...

La noche pintaba para empate triste, fumata de vestuario para ver si finalmente Battaglia renunciaba... Pero Boca aprovechó un quedo visible de Central Córdoba, que ya no tuvo aire para presionar y seguir machacando. El equipo, ya con Ramírez en cancha, sacudió su propia dejadez, en un cambio que llama la atención y vale preguntarse por qué no se hizo antes. Las situaciones aparecieron (Pipa y el palo, los dos cabezazos de Aranda y Sández) y el golazo de Salvio pusieron la noche patas para arriba.

Boca sigue siendo ese equipo que puede ganar y perder con cualquiera. Este sábado más que aprobar una prueba, la zafó. Esquivar un velorio no significa estar sano. Battaglia sigue conectado al respirador de ganar para vivir otro día. Y las balas que pican cerca...

¡DOBLETE DE SALVIO PARA EL TRIUNFAZO XENEIZE ANTE EL FERROVIARIO! | C. Córdoba 1-2 Boca | RESUMEN

Fuente: Ole