*TIEMBLA ANGELICI* La derrota del macrismo pegó en la Superliga y buscan restarle poder

Por la tarde del lunes se dio una reunión entre el presidente de River, Rodolfo D’Onofrio; el presidente de Independiente, Hugo Moyano; y el vicepresidente de San Lorenzo, Marcelo Tinelli. El cónclave tuvo lugar en la sede de Caminos Protegidos, en Bernardo de Yrigoyen al 600. Formalmente, la reunión fue para hablar del momento económico que pasa el fútbol, de lo complicado que están muchos clubes principalmente para afrontar contratos en dólares tras la devaluación y de las amenazas de Sergio Marchi de hacer una huelga en caso de que se generalicen los conflictos de pagos a los planteles tal como ocurrió el último fin de semana con Rosario Central.

Justamente este martes, habrá un mano a mano entre el presidente de Superliga, Mariano Elizondo, y Marchi en Puerto Madero, del que participarían también algunos presidentes y miembros de la Mesa directiva de Superliga. Según fuentes cercanas a los presentes en la reunión de ayer, la idea era definir una postura conjunta de los tres equipos para tirarla arriba de la mesa en la reunión con el sindicalista. El encargado de expresarla sería Yoyo Maldonado, mano derecha de Moyano. 

La preocupación de estos dirigentes que participaron de la reunión luce lógica. Justamente son titulares de clubes que padecen problemas financieros, principalmente para hacer frente a contratos en dólares.Es que la auditoría de Superliga está siguiendo de cerca a Independiente luego de detectar algunas inconsistencias en los pagos declarados. San Lorenzo es otro club que viene desde hace dos años naufragando entre problemas financieros que incluye una buena cantidad de cheques rechazados por falta de fondos. En tanto, River, volverá a presentar un balance deficitario y hoy tiene retrasos en pagos de algunos compromisos con referentes del plantel y cuerpo técnico. 

Pero el cónclave no fue sólo por la preocupación sobre las economías de sus clubes. Estos tres dirigentes tienen en la mira a Superliga y AFA desde hace tiempo. Hay algo que los tres repiten de memoria: no puede ser que Boca sea el club que mayor peso tenga tanto en Viamonte como en Madero. Y por eso, entienden que hay que cambiar el orden de juego. 

Para entender el presente hay que hacer un poco de historia reciente. Tras el 38-38, Tapia fue el dirigente que más apoyo consiguió para quedarse con el viejo sillón de Grondona. Ante una virtual derrota, Tinelli se bajó de la pelea por Viamonte. El acuerdo tácito que selló la rosca en ese momento era: Tapia (y Angelici) a la AFA, Tinelli (y D’Onofrio) a la Superliga. En ese momento, quienes se refugiaban en Madero soñaron con una independencia de AFA casi utópica que jamás llegó. Finalmente, aduciendo problemas de salud, Tinelli se bajó de todo y se eligió a Elizondo como presidente del ente que iba a nuclear a la Primera. Para compensar la ausencia de River y San Lorenzo en AFA, se acordó que las vicepresidencias de Superliga iban a ir a manos de esos clubes. Es por eso que Jorge Brito y Matías Lammens fueron electos vice primero y segundo. Sin embargo, el poco compromiso de los vice hizo que en estos dos años de vida Boca vaya ocupando un lugar central en Superliga de la mano de la rosca del propio Angelici y de Matías Ahumada, hoy tesorero de Boca y de Superliga.

River, Independiente y San Lorenzo están convencidos que hoy el poder en Superliga lo tiene Boca. Tinelli lo vivió en carne propia hace pocos meses. Acorralado por la quita de puntos a San Lorenzo dictada por el Comité de Disciplina de Superliga debido al incumplimiento en los pagos al plantel, el conductor tuvo que recurrir a Mauricio Macri para intentar revertir una situación que lo dejaba muy comprometido deportivamente. Macri levantó el teléfono y le encomendó a Angelici que ejerciera presión sobre los jueces del tribunal de Apelaciones para que sancionaran a San Lorenzo, pero que no le quitaran unidades. Así en un fallo vergonzoso por su digitación, los jueces Eduardo Taiano, Ricardo Pahlen Acuña, Juan Pablo Mas Velez y Luis Miguel Incera dictaron una sentencia a medida del pedido de Macri-Angelici para no complicar a San Lorenzo. Ahí Tinelli terminó de entender que la estrategia de Lammens de no participar de Superliga terminó agigantando la figura de Angelici en Madero. 

Hace menos de un mes, varios dirigentes fueron testigos de la furia de Independiente para con la distribución de poder real en Superliga. En una de las tantas reuniones paralelas al Comité Ejecutivo en las que se planteaban desde la baja de descensos, la suavización del fair play financiero y se cuestionaba el contrato con Fox y Turner, algunos dirigentes pudieron escuchar a Yoyo Maldonado quejarse abiertamente y hasta lanzar: “si se va este Gobierno, hay que correr a Boca de Superliga”. El comentario que en ese momento sorprendió, hoy toma más vigencia que nunca. 

Algo similar le ocurrió a Rodolfo D’Onofrio, cuando vio que un grupo de dirigentes medianos y chicos pusieron en jaque el orden de la Superliga, primero reclamando la eliminación inmediata de los promedios y luego pidiendo (y consiguiendo) la reducción de la cantidad de descensos vía una reforma estatutaria. Pero el momento que más inquietó al presidente de River fue cuando hace 3 semanas, un pequeño grupo de dirigentes envalentonado con el triunfo de la modificación de los descensos intentó imponer un “debate sobre tablas” respecto a la necesidad de repartir todo el dinero que genera el contrato de TV en partes iguales entre todos los equipos, algo que claramente perjudicaría a los millonarios. Es que hoy los clubes medianos y chicos se avivaron que juntando 13 voluntades pueden llegar a conseguir algunos beneficios antes impensados. En Núñez, dicen que ahí D’Onofrio se dio cuenta que el papel de Brito en la Mesa directiva de Superliga era al menos pobre para los “intereses de River”. 

¿Pero cuál es la cuestión de fondo? Por la manera en cómo se constituyó la Superliga, la mesa directiva no tiene casi poder de decisión, sino que toda resolución trascendente tiene que pasar por el Comité ejecutivo. El problema es que con una mesa directiva sin peso y con un Angelici operando directamente sobre los dirigentes, el presidente de Boca termina siendo siempre factor central de cualquier acuerdo.

¿Pero por qué Moyano, D`Onofrio y Tinelli quieren romper ahora con el poder de Angelici? o mejor dicho ¿por qué no pelearon contra ese poder antes? La respuesta es sencilla: porque lo ven débil tras la derrota de Mauricio Macri. Muchos dirigentes empiezan a poner en duda, inclusive, la continuidad del macrismo y angelicismo en Boca y eso los anima aún más. No es casualidad que desde que ganó Alberto Fernández, el presidente de River repite en diferentes sectores políticos y del fútbol que cultiva desde hace años una excelente relación con el ganador de las PASO, al que conoce desde que Fernández era superintendente de seguros de la Nación. Envalentonado, D’Onofrio llegó a decirle a algunos hombres de la rosca que él va a ser un hombre de consulta permanente para temas futboleros por parte del probable futuro Presidente de la Nación. Tinelli y Moyano también se sienten con chances de volver a gravitar con fuerza en el fútbol si Macri deja el Gobierno.

Pero para D’Onofrio el problema no es Superliga, sino que es el trampolín…. para llegar a la AFA. Algunos creen que el objetivo final del riverplatense (apoyado hoy por Tinelli y un Moyano desencantado con Tapia) es empujar a Boca afuera del poder en Superliga para volver al viejo sueño de hacerla cada vez más independiente de Viamonte. Conseguido eso, el siguiente objetivo sería ir por el sillón de Tapia en 2021 o antes. D’Onofrio sabe que ese objetivo es más difícil. La gestión de Tapia fue ordenadora tras el caos del post-grondonismo inmediato. Saldó deudas, cobró acreencias de los clubes, mejoró los ingresos en dólares que genera la Selección Argentina y se encamina hacia un reordenamiento de los torneos de ascenso bajo una estructura mucho más lógica. Además, a eso hay que sumarle que la figura del presidente de River es refractaria para casi la totalidad de los dirigentes del ascenso. Pero desde que River se autoconvenció que tiene que estar con la "guardia alta", puso a la presidencia de AFA como un objetivo de mediano o largo plazo.

En ese fin, el riverplatense cree tener un aliado clave en el posible cambio de gobierno. D’Onofrio confía en ser el hombre de Fernández en el fútbol, algo que aún no está tan claro. Una muestra es que el mismo fin de semana en el que D'Onofrio hacía gala de su relación con Alberto, el presidente de Boca tenía su primer mano a mano con Fernández para hablar de política, justicia y fútbol lejos del radar del riverplatense y del propio macrismo. Fuentes de ambas partes aseguran que la reunión fue “muy buena”.

El tridente D'Onofrio-Tinelli-Moyano, por lo pronto, promete tomar la iniciativa de las discusiones económicas en Superliga y convocar en las próximas horas a todos los clubes e inclusive pedir una reunión mano a mano con Marchi. Dicho de otra manera, quieren retomar el protagonismo perdido en busca de aquel poder perdido. Cabe preguntarse si el resto de los clubes están de acuerdo con encolumnarse tras D’Onofrio, siendo quizás el presidente menos querido por sus pares de Superliga.

También hay que ver en qué quedará el reclamo de los clubes medianos y chicos que aspiran a ocupar más espacios en la mesa directiva de Superliga. De hecho, en una  de las últimas reuniones de Comité Ejecutivo un dirigente llegó a pedir que sean desplazados Lammens y Brito, acusándolos de no cumplir sus funciones. Ese reclamo, es compartido por varios clubes que ya evalúan llevar un nombre de consenso para ocupar un cargo en la mesa en lugar de alguna salida. El elegido sería Augusto Costa, vicepresidente segundo de Vélez, y justamente uno de los asesores económicos de Alberto Fernández.

Restarán las elecciones de octubre y porqué no, la de diciembre (en Boca) para ver si 2020 tendrá un panorama realmente distinto, en la política nacional y la del fútbol

Fuente:Doble Amarilla