La noticia, si bien es resonante, no sorprende: Novak Djokovic, el número 1 del mundo del tenis, comunicó este martes haber dado positivo de Covid-19, luego del test que se realizó en Belgrado, a su regreso de Zadar, en Croacia, donde jugó un torneo de exhibición la semana pasada por el controvertido Adria Tour, una gira en la que varios de sus colegas también resultaron víctimas del coronavirus. Jelena Ristic, la esposa de Djokovic, también está contagiada de coronavirus.

A continuación, el comunicado emitido por el serbio:

"Inmediatamente después de llegar a Belgrado, fuimos a hacer pruebas. El resultado de Jelena y yo es positivo. Los niños son negativos.

Todo lo que hemos hecho en el último mes, lo hemos hecho con un corazón puro e intenciones sinceras.

Nuestro torneo fue de carácter humanitario con la idea de ayudar a los tenistas de la región, proporcionarles condiciones para jugar, obtener ingresos y, de ese modo, superar este período difícil con mayor facilidad.

Al mismo tiempo, queríamos enviar mensajes de solidaridad y respeto, juego limpio. El objetivo también era ayudar a las fundaciones caritativas y a quienes más lo necesitan, y me alegra que una gran cantidad de personas se hayan unido a esa iniciativa.

Organizamos el torneo en un momento en que el virus se debilitó, creyendo que se habían cumplido las condiciones para su mantenimiento.

Lamento muchísimo cada caso individual de infección. Sigo las declaraciones de los médicos y espero que el número de personas infectadas no aumente.

Espero que la situación de salud de nadie sea complicada y que todos estén bien.

Permaneceré en autoaislamiento durante los próximos 14 días y repetiré la prueba en 5 días ".

Djokovic quedó en el ojo del huracán como la cara visible de la organización del Adria Tour, una gira de exhibición por distintas ciudades de los Balcanes que servirían como prólogo para la vuelta del circuito profesional. Los torneos, sin embargo, llamaron rápidamente la atención; no por el juego, sino por la falta de restricciones sanitarias o al menos de medidas de precaución en medio de la pandemia.

A contramano de lo que indica la prudencia, en el torneo de Belgrado, por caso, Djokovic no dudó en subir a sus redes sociales varias reuniones multitudinarias, lejos del distanciamiento social lógico en este momento; tampoco se lo vio con tapabocas ni barbijo, y hasta subió varias imágenes y videos de un partido de fútbol en la que no faltaron abrazos y apretones de manos, y de una fiesta privada nocturna, en la que varios tenistas se mostraban bailando y cantando juntos, como en tiempos "normales" no tan lejanos. Mientras varios deportes se disputan sin gente en las tribunas, Nole convocó a miles de espectadores en su show; con el aval del gobierno de su país, justo es reconocerlo. Todo al revés de los protocolos sanitarios conocidos en todo el planeta.

La primera alerta llegó el domingo, cuando se conoció el caso positivo del búlgaro Grigor Dimitrov. Después llegó el efecto cascada: el lunes se anunciaron que también sufrían Covid-19 el croata Borna Coric, el serbio Viktor Troicki, la mujer de este último, el preparador físico de Djokovic y el entrenador de Dimitrov. Djokovic esquivó los controles en suelo croata, y regresó a Serbia, con la intención de someterse al test en la capital del país que lo tiene como héroe. En el contexto, lo más lógico era el resultado positivo para el número 1, que ahora deberá guardar al menos un par de semanas de aislamiento, además de someterse a los tratamientos de recuperación.

El caso no es uno más: Djokovic tiene una trascendencia singular como leyenda vigente del tenis, indudable su posición como uno de los mejores de la historia de este deporte, y que además es el presidente del Consejo de Jugadores (Players Council) de la ATP. Mientras crecen las dudas sobre la reanudación de la actividad oficial, el serbio era de los primeros que debía mostrar responsabilidad en sus acciones y decisiones.

Fuente: La Nación